"24 de Noviembre de 1991"
Habían pasado bastantes días desde que Sergio le había prometido a su profesora que hablaría con su madre.
Desde un principio había tenido intención de contarle a Nicky lo que había visto, pero no había encontrado el momento. Quizás fuera por el miedo que le daba a decepcionarla aún más, a que se enfadara y no volviera a confiar en él.
Tenía que echarle valor.
Ese día, tras dormir en siesta a su hermano junto a su madre, hizo que esta se sentara en la mesa. Quería hablar con ella.
—Mamá, quiero contarte una cosa. No quiero que te enfades conmigo. Por favor, ¿me lo prometes?
—Miedo me das – suspiró –. Cuéntamelo. Ya veremos si me enfado o no.
—Recuerdas cuando estuve con mis amigos en la Casa de los Williams? – ella asintió—. Pues vi algo.
—Sergio, te pregunté si lo que me contaste había sido todo.
—Mamá, tenía miedo. Es que no quería que te asustaras más.
—¿Qué viste?
La cara de Nicky era un cuadro. No sabía bien si era miedo lo que tenía, enfado, preocupación o una mezcla de todo.
Sergio empezó a temblar.
—Empieza a hablar, cariño.
El niño le dijo todo lo que con anterioridad le había dicho a Bonnie.
—Está bien. ¿Era de esto de lo que tu profesora me había dicho tu profesora que me querías hablar?
—Sí, mami. Le había pedido que me dejara a mí decírtelo. ¿Estás muy enfadada conmigo?
—Bastante – le confesó –. No solo porque no me lo hayas contado antes, cosa que tenías que haber hecho. No has tenido confianza conmigo para contármelo y sí con Bonnie.
—No quería hacerte pasar miedo, mami.
—Lo sé. Pero, cielo, las madres siempre tenemos miedo. Si no es por una cosa, es por otra, pero siempre tememos que os pasen cosas malas.
—Y si está por medio la Casa de los Williams más aún.
—Si, cariño. Si está por medio esa casa, siempre me temeré lo peor.
Sergio abrazó con fuerza a su madre. Se esperaba una reacción mucho peor a la que había tenido.
En cuanto el niño comenzó aquella tarde a hacer los deberes, Nicky salió de casa. Quería hablar con Bonnie.
_Sergio, quédate a cargo de Michelle. Ahora regreso.
Charles estaba tirado en la cama. La profesora estaba jugando con la niña cuando sonó el timbre.
—Nicky – dijo Bonnie abriendo la puerta. – Pasa.
Se sentaron en la mesa con una buena taza de café caliente.
—Sergio ya me ha contado lo que ha visto en la Casa de los Williams. Gracias por dejar que él me lo contara, aunque me podrías haber dicho algo de lo que le había sucedido allí.
—Te avisé de que algo le había pasado y te dije las razones por lo que no te podía contar nada. Tenía que salir de él.
—Pero podría estar prevenida.
—¿Cómo te hubieras sentido si te lo hubiera dicho yo?
—No lo sé. Supongo que el cabreo que me hubiera cogido hubiera sido monumental. Aunque...
Nicky no sabía cómo terminar la frase.
—Puedes decirme lo que sea.
—Me hubiera gustado saber a qué me enfrentaba. Y no puedo negar que me hubiera gustado saber esto la primera.
En eso llevaba razón. Cuando Mary fuera mayor, le gustaría que tuviera la suficiente confianza en ella como para contarle cualquier cosa.
Podía entender cómo se sentía. Ella también era madre.
—Supongo que en cierta manera que me lo haya contado él directamente ha sido lo mejor. Si me lo hubieras dicho tú, me hubiera enfadado muchísimo.
Al cabo de un rato se levantó Charles, el cual sabía algo de lo que había visto el niño en aquella casa, pero no sabía todos los detalles.
Se sentó con ella y con la niña.
—No me gusta cómo estáis poniendo aquella casa. – Señaló Charles. Tiene pinta de ser un lugar un poco...
—¿Complicado? – Suavizó el tema Nicky.
—Si –sonrió Charles–. Si te soy sincero, me causa curiosidad. Pocos habitantes de este pueblo no tienen algo que contar sobre ese lugar.
—Todos hemos vivido cosas allí.
—Esto que te voy a preguntar no le va a hacer mucha gracia a Bonnie, pero es algo que me causa mucha curiosidad.
—Dime – contestó la amiga de su esposa.
—¿Sabes dónde puedo encontrar información contrastable sobre esa vieja casa? Quiero saber más sobre ella.
—En el ayuntamiento hay registro de casi todo lo que ha sucedido en el pueblo. Algunas cosas podrás encontrarlas en la iglesia.
La conversación no se dilató mucho más que aquello. Los niños de Nicky estaban solos en casa y no le gustaba dejarles demasiado tiempo sin supervisión.
Tras despedirse de su invitada, el matrimonio se sentó de nuevo a la mesa.
—¿De verdad vas a ponerte a investigar la historia de esa casa? – le preguntó Bonnie a su marido.
—Si, supongo.
Ella guardó silencio. Sabía de sobra de su afición por esas cosas.

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Casa Encantada
Mystery / ThrillerBonnie es una profesora que acaba de aprobar las oposiciones. Por eso, junto a Charles, su marido y Mary, su hija, se mudan de Madrid a un pueblecito pequeño del norte de España. La familia cree que que van a poder tener una vida tranquila, aunque...