"10 de Abril de 1992"
Había pasado una semana desde el cumpleaños de Aiden y Sergio no conseguía contarle nada a su madre de lo que había sucedido. Por mucho que lo intentaba, al comenzar a hablar se trababa y comenzaba a llorar. Nicky se desesperaba por aquella situación, aunque no se podía enfadar con él por no hacerlo. Aunque le había prometido que, si le sucedía algo extraño, se le contaría, fuera lo que fuera, no podía culparle por no hacerlo. Estaba demasiado asustado para hacerlo.
Durante toda la semana, el niño se había quedado en casa. Aunque se iba calmando, aun no era capaz de ir al colegio y enfrentarse a Aiden. Este había ido todos los días a buscar a Sergio a casa. Le esperaba al final de la calle, como de costumbre. Al ver a las profesoras salir de casa sin él, comenzaba a andar solo hacia el colegio. No quería más compañía que la de su amigo.
En el aula se sentaba solo, aislado de todos. Tampoco es que le quedara más opción. Ningún otro niño quería jugar con él. A la salida, regresaba solo, a paso ligero. Guardaba silencio durante toda la mañana. No hablaba si no era preguntado. Permanecía aislado, totalmente aislado. Ni siquiera a su profesora le contaba lo que le sucedía, aunque sospechaba que estaba relacionado con su cumpleaños de alguna manera.
Como cada viernes, Peter había ido a buscar a su hijo al colegio. En eso había quedado con la profesora de su hijo. Nicky le vio nada más salir del colegio. De hecho, iba buscando a todos lados buscándolos. Se acercó a él para preguntarle lo que había sucedido el viernes anterior, por qué su hijo se había puesto así y no era capaz de contarle a ella lo que había sucedido.
—Nada. No sucedió nada– respondió a las preguntas incesantes de la profesora–. No sé por qué está así– mintió.
—Sé que algo sucedió.
—¿Cómo estás tan segura? – Él sonrió.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de la profesora. Algo le decía que debía desconfiar de ese hombre.
El gesto de su cara cambió levemente. De ser un hombre totalmente agradable, pasó a ser un ser que daba miedo.
—Porque lo dice mi hijo. Él no tiene la costumbre de mentir. Además, conozco todos y cada uno de sus gestos. Sé cuándo realmente le pasa algo.
Nicky suspiró. Le contó en ese momento lo que su hijo había compartido con Charles.
_El niño se quedó transpuesto. – Continuó. – Mi mujer y yo le acostamos en la cama de mi hijo y los tres esperamos a que despertara.
Aquella respuesta no le gustaba en absoluto. Aunque lo que contaba su hijo fuera un sueño, tan solo eso, que tres personas estuvieran mirando a su hijo dormir no le hacía gracia.
Estaba claro que por parte de Peter no iba a conseguir averiguar nada. No le quedaba más remedio que esperar a que el niño le contara por sí mismo y sin presiones lo que sucedió aquel día.
Nicky no podía decir que le gustara aquella situación. Tanto hermetismo ante aquel día por parte de aquella familia, le creaba desconfianza. Si no tuvieran nada que ocultar, ¿por qué debía ocultarle lo que fuera que sucedió allí?
Aquella situación con el niño, les superaba a todos. No sabían cómo ayudarle. De todas formas, su madre no volvería a dejarle acercarse a ese niño, se pusiera como se pusiera su amiga. Empezaba a ver a ese niño como peligro de nuevo y, esta vez, nada tenía que ver con su apellido.
—Bonnie, no quiero que mi hijo se vuelva a acercar a ese niño– le dijo Nicky a su amiga con un tono de voz seco y cortante de camino a casa.
Su amiga se quedó extrañada. Hacía mucho tiempo que no se refería así a Aiden. Hasta lo sucedido en la Casa de los Williams, no había tenido ningún problema con él. Razón no le faltaba, pero esa reacción quizás fuera un poco excesiva.
—Quizás deberías tomarte esto con calma– le pidió–. ¿Crees que el niño ha podido hacerle algo malo a propósito?
—No lo sé– contestó–. Quizás no, pero es un peligro para el niño.
Lo entendía. Bonnie entendía que estuviera preocupada y que le quisiera lejos del niño. Aunque su reacción no dejaba de ser exagerada.
—Tómate las cosas con calma.
—Necesito resolver esto. ¿Te imaginas que algo parecido le pasara a tu niña? ¿Qué sucedía si a Mary le sucediera algo por el estilo?
—No me gustaría. – Le confesó tras pensarlo durante unos segundos. Recordó lo mal que lo pasó cuando la niña no podía dormir por las noches y comenzó a comprender por qué no quería que se acercara. Aun así, sentía pena por el niño. – Seguramente reaccionaría de la misma manera que tú.
La conversación se quedó ahí. Habían llegado a casa.
—Piensa las cosas bien– le pidió–. Hasta ahora, los niños se han llevado bien– sonrió.
—Lo haré. Pero no creo que cambie de opinión respecto a esto.
Tras la hora de la comida, Sergio le pidió a su madre intentar contarle lo sucedido de nuevo. Esperó a que su hermano estuviera dormido para mantener esa conversación. Quería intentar hacerlo una vez más.
—Cariño, ¿estás cómodo con esto?
El niño asintió. Le pidió ir a su habitación. Se sentía más cómodo allí con todos sus juguetes, todas sus cosas. Sus objetos le servían como barrera ante los recuerdos que le iba a contar a su madre.
Los dos se sentaron en la cama. Le contó lo mismo, exactamente lo mismo que había dicho a Charles.
El niño comenzó a llorar. Se abrazó a su madre como si de un chaleco salvavidas se tratara.
Aunque era una locura, su madre le creyó. Nicky conocía a su hijo. Ese comportamiento no era habitual en él.
Definitivamente, no iba a permitir que ese niño se volviera a acercar a su hijo. Como poco, aquella familia le pudo poner algo en la bebida para causarle sueños o alucinaciones.
ESTÁS LEYENDO
Casa Encantada
Misteri / ThrillerBonnie es una profesora que acaba de aprobar las oposiciones. Por eso, junto a Charles, su marido y Mary, su hija, se mudan de Madrid a un pueblecito pequeño del norte de España. La familia cree que que van a poder tener una vida tranquila, aunque...