Capítulo 54

115 23 0
                                    

"17 de Febrero de 1992"

Bonnie había pasado algo más de una semana sin tener pesadillas. Estaba muy tranquila por ese tema. La niña había vuelto a querer jugar con ella.

Las cosas estaban más tranquilas.

Charles había guardado toda la documentación sobre la casa de los Williams en su despacho. era consciente que parte del estrés que su esposa había sufrido tenía relación indirecta con esa casa, por lo que quería mantener todo lo que tuviera que ver con ella lejos de su esposa.

No había vuelto al ayuntamiento. Todo lo que había ido necesitando, Miguel se lo había fotocopiado y se lo había llevado a casa. Ese quizás era el contacto mayor que Bonnie tenía con el caserón de los Williams.

Charles pasaba todo el tiempo que podía metido en aquellos papeles y siempre que podía, sacaba aquel tema ante sus vecinos. Era la mejor forma que tenía de saber por qué había tanto miedo a aquel lugar.

Muchas personas, al se preguntadas, rehuían el tema. Cuanto menos hablaran de ese lugar, más seguros se sentían.

En otras ocasiones, encontraba historias que hacía que los pelos se le pusieran de punta.

Esa mañana había ido salido a comprar el pan con su hija y con Michelle. De vuelta, se puso a hablar con una de las mujeres más mayores de la localidad. Por no cambiar de costumbres, cuando tuvo la oportunidad, se puso a hablar sobre la Casa de los Williams.

_Creo que nunca entenderé por qué hay tanta gente afectada por esa casa, doña Leonor. – Le confesó Charles a aquella mujer.

_Ya sabrás que todos hemos tenido alguna clase de experiencia en aquella casa. Raro es quien haya vivido algo allí.

Algo de eso había escuchado Charles. Por eso se le tenía tanto miedo. Pero no se podía creer que realmente toda esa gente creyera realmente en esas cosas.

_Pasa a casa. – Le pidió la anciana. – Te serviré un café y hablaremos de lo que me sucedió a mí.

Charles pasó con los niños, que estaban helados.

_Antes de que comience con su historia, quisiera hacerle unas preguntas sobre el pueblo.

Leonor asintió. Contestaría a todas las preguntas que ese chico le hiciera.

_En primer lugar, quiero saber por qué hay tanto miedo a esa casa. No entiendo por qué una casa tiene tan mala fama.

_¿Conoces algo sobre la familia que habitaba allí?

_Tengo que reconocer que poca cosa. Desde hace algún tiempo he empezado a ir al ayuntamiento para hacer alguna averiguación de aquel lugar, pero no he llegado demasiado lejos. Mary me ocupa mucho tiempo y me paso las mañanas, además, cuidando a Michelle. A esto he de sumarle el trabajo.

_Entiendo. ¿Por qué parte de la historia del caserón vas?

Charles hizo memoria. Le puso al día sobre los documentos que había leído y sobre las fotos que tenía en casa.

Mientras le contaba, Leonor le escuchaba con atención. Se había dado cuenta de que no había llegado muy lejos en sus averiguaciones.

_Tienes que leer sobre tiempos más recientes. Está bien que quieras saber todo lo que puedas sobre el viejo caserón. Es una parte más de la historia del pueblo. Aunque no es por eso por lo que nos da tanto miedo ir por allí.

_Entonces, ¿Por qué es?

_Las historias sobre la casa comienzan en la guerra civil. Quizás un poco antes. Nada es desde el principio de la historia de ese lugar.

Leonor parecía titubear a la hora de contarle su historia.

_Cuénteme su historia, por favor.

La señora se levantó de la mesa. Fue a la cocina y regresó con una bandeja de dulces.

Titubeaba a la hora de contarle su historia, era cierta la sensación de Charles. Como todos los del pueblo, temía contarle a alguien que no conocía y, que era evidente que era escéptico, su historia.

_Señora, puede confiar en mí.

_Chiquillo, no crees en estas cosas. No es sencillo hablar con alguien de estos temas si sabes que no vas a ser creída.

Quería que le contara aquello que le había preguntado, pero no sabía cómo hacer para que se lo contara.

Se le notaba que estaba dudando. Quería desahogarse con alguien que no fuera del pueblo, pero no deseaba exponerse.

_Bueno, he de decirte que esto sucedió hace muchos años. Yo era una adolescente que estaba trabajando en el caserón. Debía tener unos quince o dieciséis años.

_¿No iba usted al instituto?

_Qué va, hijo. En aquella época era rarísimo que las personas de pueblo fueran al colegio. Menos aún si eras mujer. La República mejoró la situación de la mujer en la sociedad, pero no te creas que fue para tanto. Las cosas que hicieron, no tuvieron tiempo para cuajar. Enseguida se metió la Guerra y, bueno...

Charles se entristeció. Por suerte, las cosas habían ido a mejor para las mujeres, pero aún quedaban muchas cosas por conquistar.

Seguía escuchándola con atención. Charles quería sabe qué tenía que contarle.

Leonor cogió a Michelle en brazos. Se sentía más segura de contar aquello al tenerle en brazos.

_Si continuo con esta historia, no quiero burlas, ni risas.

_No tenía intención de hacerlo. El respeto hacia usted y su historia va siempre por delante.

Leonor se dispuso a citarle lo que había sucedido.

Casa EncantadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora