"19 de Enero de 1992"
Desde el viernes por la noche, Bonnie comenzó a tener pesadillas. Cada vez que cerraba los ojos, comenzaba su tortura.
En sus sueños, no sucedía nada del otro mundo. Volvía a estar en medio de la nada, gritando a la gente que corriera, que no se entretuvieran en nada porque quien les perseguía estaban a punto de alcanzarla.
Era lo mismo que había soñado días atrás, lo mismo que había soñado Aiden.
No podía creerse que estuviera teniendo de nuevo esas pesadillas. Era horroroso. Sobre todo, porque sucedía en bucle. Nunca había una resolución.
Charles estaba empezando a preocuparse. Y no solo por su mujer, que estaba pasando unas noches horribles, sino también por su hija. Mary había comenzado a temer a su madre. Eso no le gustaba. No quería que la niña temiera a su madre y que, por eso, su relación fuera poco a poco a peor.
—¿Por qué no vas a ver a Javier? – Le propuso a su esposa.
—Solo han sido dos noches de pesadillas. – Contestó Bonnie. – Se me terminaran pasando.
Aquellas pesadillas le preocupaban, claro. Pero, qué le iba a decir al médico. Esos sueños, si estaban por repetirse, lo iban a hacer. Además, cómo se lo iba a explicar.
—Llevas dos días en los que nada más cerrar los ojos, tienes pesadillas. Lo pasas muy mal.
—Hagamos algo. Si esto se sigue prolongando durante unos días más, iré al médico. Pediré una mañana libre. Pero ya sabes, que, si eso llegara a suceder, no podrá decirme nada.
Charles se preguntó si los sueños que estaba teniendo su mujer eran los responsables de que Mary no durmiera bien días atrás, si esa era la razón por la que tuvieron que ir hasta Madrid a consultar a un especialista.
La conversación se alargó más de lo que Bonnie hubiera deseado. No era cómodo para ella escuchar las palabras de su marido. Ya bastante presión se metía a sí misma para tener que aguantar también la de su marido.
En cuanto encontró un poco de tiempo, Charles se puso a revisar las cosas que Miguel le había llevado.
Las fotos fue lo que más le llamó la atención. Los vestidos, la forma de arreglarse de las mujeres a lo largo del tiempo le resultó fascinante.
—Bonnie, mira esto– le dijo enseñándole algunas de esas instantáneas a su esposa –. Cómo han cambiado las cosas.
Entre todas aquellas instantáneas, se encontraban algunas de la casa. Se podía ver desde el momento de su creación hasta que estuvo lista para ser habitada. Lo curioso de ellas, es que no había nadie en ellas. Normalmente las casas se podían ver en las instantáneas porque el fotógrafo enfocaba a una o varias personas. Con esta casa, no. Se intentaba retratar a la propia casa.
—¿Por qué sacaron fotografías de la casa? – Preguntó la profesora.
—Ni idea. Sin duda, esto refleja que la familia siempre tuvo dinero.
Bonnie se sentó al lado de su marido y se puso a revisar las fotografías. Le intrigaban aquellas pequeñas ventanas al pasado.
Había muchísima documentación metida en aquellas cajas que les había llevado el Miguel.
Charles, al ver que su esposa estaba mirando las fotos, se puso a revisar los documentos que había en esas cajas.
En esa ocasión, la documentación no mostraba nada relevante para la investigación que tenía entre manos.
Bonnie no decía nada.
En un momento dado, se puso a temblar. Su rostro empalideció.
—Cielo, ¿qué sucede? – Le preguntó Charles a su esposa al verla tan nerviosa.
Tenía entre las manos una fotografía. Era de una mujer con un vestido de flores hasta la rodilla.
—Es una chica preciosa. – Continuó él.
Le dieron la vuelta a la fotografía. En ella ponía: "Samantha, verano de 1930".
—Samantha. Se llama Samantha. – Replicó Bonnie. – Esta chica aparecía en mis sueños.
Charles la miró extrañado. ¿Cómo era posible que estuviera soñando con una chica que, seguro, había muerto años atrás?
Bonnie comenzó a llorar. Se sintió agobiada.
—Tranquila, cielo – le dijo a su esposa–. Solo es una foto.
Ella no entendía nada. Tampoco tenía ganas de hablar sobre el tema. No sabía qué decir o cómo reaccionar ante aquella imagen.
No entendía cómo era posible que soñara con alguien que no había conocido.
—Relájate. – Le pidió abrazándola– Seguro que la has visto en algún lado. Por eso estarás soñando con ella.
—Es imposible que haya visto a esta mujer en ningún lado. ¿Crees que es fácil ver una imagen de algún miembro de la casa de los Williams en este pueblo?
Charles negó con la cabeza. Era cierto que en aquel pueblo no era fácil que alguien quisiera tener algo de aquella familia, por lo que era prácticamente imposible que la hubiera podido ver en algún lado.
—Puede que en el colegio hayas visto algo relacionado con ella.
Bonnie se encogió de hombros. ¿Qué quería su marido que le dijera? Ambos sabían que aquello no tenía explicación.
Quizás tuviera razón. Probablemente la hubiera visto en algún lado o estuviera confundiendo la chica de sus sueños con la de aquella foto. Aunque, por alguna razón, estaba segura que eran la misma persona.
La profesora tardó en tranquilizarse. Cuando lo hubo conseguido, se alejó de las fotografías todo lo que pudo. No quería tener relación con aquellos documentos, al menos, durante una temporada.
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Casa Encantada
Mystery / ThrillerBonnie es una profesora que acaba de aprobar las oposiciones. Por eso, junto a Charles, su marido y Mary, su hija, se mudan de Madrid a un pueblecito pequeño del norte de España. La familia cree que que van a poder tener una vida tranquila, aunque...