Capítulo 50

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"3 de Febrero de 1992"

Durante el camino al colegio, Bonnie caminó junto a Aiden. Por la conversación que había tenido con su marido, decidió que tenía que tener una conversación algo más seria con él.

Dejó que Nicky y Sergio se adelantaran unos pasos para poder hablar con el niño tranquila.

—Aiden, quiero que tus padres vengan a hablar conmigo.

—Se lo diré de su parte, señorita.

—En serio, Aiden – se pararon en seco –. Quiero tener una buena conversación con ellos.

—Bonnie, no sé cuándo podrán ir al colegio. Son personas muy ocupadas. – Sonrió el pequeño.

Su cara, por un segundo, le pareció lo más tétrico del mundo.

"Debe ser la falta de sueño." Se dijo a sí misma.

La profesora no entendía por qué le parecía que le estaba poniendo escusas para que sus progenitores fueran a visitarla. Habían pasado meses desde que el niño había comenzado en el colegio y aún lo los conocía.

Aquello no le gustaba. Siempre prefirió conocer a los padres de sus alumnos desde principios de curso, o en su defecto, a poco tiempo de ser transferidos a su clase. Aún no sabía nada de ellos.

—Aiden, si no están en el colegio antes del viernes, iré a tu casa a verles. Lo que está sucediendo contigo no tiene mucha gracia.

—No sabe usted dónde vivo.

—Como me dijiste una vez, esto es un pueblo. Averiguaré dónde vives.

—Está usted muy segura.

—Si, lo estoy.

Aiden se adelantó. Se puso a la altura de Sergio y, Nicky caminó al lado de su amiga.

Durante toda la semana, le estuvo dando vueltas, a la conversación con Aiden.

No conseguía entender a ese niño. Sus compañeros de clase le estaban poniendo las cosas realmente diferentes y él no parecía querer hacer nada para cambiar esa situación.

Esperaba que sus padres fueran a visitarla. No entendía nada de lo que rodeaba a ese pequeño y, quizás, ellos pudieran arrojar luz sobre la personalidad su personalidad.

Necesitaba entenderle. Quería saber qué era lo que escondía aquella cabecita.

Desde hacía algún tiempo, se había comenzado a preguntar qué era lo que ese niño se guardaba para él. Apenas compartía sus pensamientos con Sergio. Si le hubiera contado algo a él, se lo hubiera dicho a Nicky o a ella. O, aunque no hubiera tenido la confianza suficiente como para acudir directamente a ella, su amiga, al enterarse de lo que fuera, se lo hubiera dicho.

Sin duda, era muy reservado.

Quizás fuera por el maltrato de sus compañeros por lo que era así. Aunque, nunca había puesto demasiada atención a sus compañeros, a sus palabras o actos. No pensaba que fuera de esa clase de chicos.

Ahora bien, si estaba en lo cierto y no era tan reverberado por sus compañeros, ¿por qué lo era?

No podía quitarse de la cabeza ese comportamiento, no había forma.

Quería conseguir comprenderle.

Durante ese día, apenas pudo concentrarse en sus clases o en las actividades extraescolares. Solo podía pensar en el niño.

"Quizás tarde un tiempo en poder quitarme la cara del niño de la cabeza." Pensó para sí.

Al llegar a casa, se sentó en el sofá. No tenía hambre. Más bien el estómago lo tenía cerrado.

—Bonnie, ¿qué te sucede? – le preguntó Charles a su esposa al verla tan decaída –. Normalmente devoras lo que te ponga en el plato.

—No estoy de humor.

—Ten cuidado, mi vida. Suelta un el tema de Aiden, aunque sea por unas horas. No te va a sentar bien tener siempre ese tema en la cabeza.

Su marido tenía razón y lo sabía. No era bueno que tuviera siempre la cabeza puesta en el trabajo, pero no podía evitarlo.

—No consigo entender el comportamiento de ese niño.

Charles suspiró. Entendía que se preocupara por el crío, pero no debía llevarse ese trabajo a casa.

—Tengo que conocer a los padres de ese niño – replicó Bonnie –. Pero en su ficha no aparece su dirección y nadie parece saber dónde viven.

Esas palabras intrigaron a Charles. Ellos se movían en una zona pequeña del pueblo. Era normal que no hubieran visto al niño entrar o salir de ninguna casa en concreto.

—Alguien tiene que saber de dónde sale cada mañana para ir al colegio.

Bonnie negó con la cabeza. Había intentado averiguar dónde vivía. Cada vez que iba a por el pan, o a realizar algún recado, le preguntaba a algún vecino que si sabía algo de los nuevos vecinos. No perdía oportunidad alguna para hacerlo.

Quizás eso perjudicaba al niño.

_Charles, ¿y si yo le he provocado algún daño de manera inconsciente a Aiden al ir preguntando por él?

_Bonnie, no seas paranoica.

_La gente puede pensar mal a partir de las conclusiones que hayan podido sacar a partir de mis preguntas.

Charles ofreció consuelo a su esposa, aunque para ella no era suficiente. Todo el día pensando en lo mismo, provocó que aquella noche también tuviera pesadillas.

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