Capítulo 33

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"21 de Diciembre de 1991"

Charles salió de Madrid sobre las ocho de la mañana. Muy a su pesar, tuvo que despertar a la niña temprano. Se la veía muy bien durmiendo tan profundamente. Parecía un angelito.

Mary llevaba toda la noche dormida, totalmente lo contrario que en el pueblo. Le parecía increíble.

Llegaron al pueblo a la hora de la comida.

Bonnie salió a recibirles al escuchar el coche. Había estado esperándoles con ansia. Les había echado muchísimo de menos.

Ayudó a su marido a recoger las cosas. Aunque no se había llevado demasiadas cosas, quería ayudarle a colocarlas.

Charles le dio de comer a la niña mientras Bonnie colocaba las maletas.

Cuando ambos terminaron, se pusieron a comer ellos. Aprovecharían ese rato para hablar de lo que había sucedido en Madrid.

—¿De verdad la niña ha dormido del tirón en Madrid? – preguntó Bonnie a su marido.

—Si. No se ha despertado ni una sola vez.

—Me resulta increíble. Con las de noches que no ha sido capaz de dormir una noche entera aquí, llega a la capital y duerme de un tirón.

—Ha vuelto a hablar de nuevo. Incluso ha dicho alguna palabra más. No es que las diga perfectamente, pero es algo. Eso se debe a la edad, supongo. Tú eres la que está puesta en esos temas.

Bonnie comenzó a llorar.

—No entiendo lo que le está sucediendo a la niña.

—Será el cambio. Nos lo dijo en su momento Javier. Médicamente no le sucede nada.

—¿Crees que es estrés por la mudanza o algo así?

—Probablemente.

Charles la abrazó. Comprendía por lo que estaba pasando. Él se sentía igual.

—Esta impotencia... No puedo con ella –. le dijo a su marido.

Estuvo un buen rato llorando desconsoladamente. No saber qué podía hacer por su hija no le hacía tener los mejores sentimientos hacia sí misma.

—¿Qué tal está mi hermano?

—Bien. Está muy bien. Sigue tan loco como siempre. Ha disfrutado de su sobrina como si él tuviera la misma edad que Mary. Ya sabes que disfruta de ella como un loco cada vez que la ve.

—Le echo mucho de menos.

_Él también. Más de una conversación hemos tenido sobre ti. Tiene intención de venir por Navidad.

—Me encantaba verle, compartir unos días con él.

Charles le preguntó sobre Nicky. Quería saber por qué había pasado aquella noche para que pasara la noche en su casa.

Le contó que tenía relación con la Casa de los Williams.

—No es bueno que te traigas ese tipo de historias a casa. – Le dijo Charles. – Soy el primero que me intereso por esas cosas. Pero...

—Lo sé. A mí no me gusta. Quería apoyarla.

Charles empezó a tomarse un poco más enserio aquella casa. Tenía que cristalizar los planes que tenía de investigar la historia de aquel edificio. En cuanto tuviera tiempo, iría a los archivos del ayuntamiento a ver qué podía encontrar.

Mary, que estaba dormida en siesta, se despertó riendo.

—Papi– Decía con voz tierna – Papi –. Llamaba a Charles.

Él fue a cogerla en brazos. Le alegraba que estuviera lo suficientemente bien como para hablar, para llamarle.

La puso en su regazo y se puso a jugar con ella y con Bonnie.

Fue un momento muy especial para los tres. Hacía muchísimo tiempo que no tenían un momento como aquel.

—Mami – Mary se abrazó a su madre.

Las vacaciones de Navidad habían empezado para Bonnie, la cual tenía intención de disfrutar de la niña todo lo que fuera posible.

Estaba deseando tener esos días libres, jugar con la pequeña.

—¿Estás seguro de que quieres meter las narices en los asuntos de esa casa? – Preguntó Bonnie a su marido sin dejar de jugar con su pequeña.

—Quiero saber más sobre ese asunto. Me gustaría saber por qué todo el pueblo tiene alguna historia en ella.

—No creo que sea todo el pueblo. Además, sea lo que sea, no creo que haya nada sobrenatural en relación con ella.

—Yo tampoco. Pero algo hay. Seguramente sea algo de paranoia. Ya veremos qué sale de ahí.

A Bonnie no es que le hiciera mucha gracia que quisiera acercarse a esa casa. Aunque no creyera en ciertas cosas, no le gustaba saber que su marido se iba a entrometer en cosas que tuvieran relación con ella.

—Puedes estarte tranquila con ese tema – le pidió Charles –. Sabes que no hay nada más allá de nuestros sentidos.

—Nadie te dice que no sea así.

Bonnie se abrazó a su marido.

Pasó la tarde jugando con su marido y su hija.

Esos pequeños momentos era por lo que decidió coger ese destino, ese pequeño pueblo del norte de España.

Esperaba tener muchos más momentos como aquel.

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