Capitulo 29

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Mmm... Empujo con fuerza y siento su miembro en el fondo de la garganta, y luego en los labios otra vez.

Paso la lengua por la punta.

Es como un polo con sabor a....Leandro Scott.

Chupo cada vez más deprisa, empujando cada vez más hondo y girando.........

La lengua alrededor.

Mmm... No tenía ni idea de que proporcionar placer podía ser tan excitante, verlo retorcerse sutilmente de deseo carnal.

La diosa que llevo dentro baila merengue con algunos pasos de salsa.

—Faya, voy a correrme en tu boca —me advierte jadeando—. Si no quieres, para.

Vuelve a empujar las caderas, con los ojos muy abiertos, cautelosos y llenos de lascivo deseo... Y me desea a mí.

Desea mi boca... Madre mía.

Me agarra del pelo con fuerza.

Yo puedo.

Empujo todavía con más fuerza y de pronto, en un momento de insólita seguridad en mí misma, descubro los dientes.

Llega al límite.

Grita, se queda inmóvil y siento un líquido caliente y salado deslizándose por mi garganta.

Me lo trago rápidamente.

Uf... No sé si he hecho bien.

Pero me basta con mirarlo para que no me importe...

He conseguido que perdiera el control en la bañera.

Me incorporo y lo observo con una sonrisa triunfal que me eleva las comisuras de la boca.

Respira entrecortadamente.

Abre los ojos y me mira.

—¿No tienes arcadas? —me pregunta atónito—. Dios, Faya... ha estado... muy bien, de verdad, muy bien. Aunque no lo esperaba. —Frunce el ceño—. ¿Sabes? No dejas de sorprenderme.

Sonrío y me muerdo el labio conscientemente.

Me mira interrogante.

—¿Lo habías hecho antes?

—Solo una vez hace años.

No puedo ocultar un ligero matiz de orgullo en mi respuesta.

—Bien —me dice complacido y, según creo, aliviado—. Otra novedad, señorita Laur. —Me evalúa con la mirada—. Bueno, tienes un sobresaliente en técnicas orales. Ven, vamos a la cama. Te debo un orgasmo.

¡Otro orgasmo!

Sale rápidamente de la bañera y me ofrece la primera imagen íntegra del Adonis de divinas proporciones que es Leandro Scott.

La diosa que llevo dentro ha dejado de bailar y lo observa también, boquiabierta y babeando.

Su erección se ha reducido, pero sigue siendo importante... Uau.

Se enrolla una toalla pequeña en la cintura para cubrirse mínimamente y saca otra más grande y suave, de color blanco, para mí.

Salgo de la bañera y le cojo la mano que me tiende.

Me envuelve en la toalla, me abraza y me besa con fuerza, metiéndome la lengua en la boca.

Deseo estirar los brazos y abrazarlo... tocarlo... pero los tengo atrapados dentro de la toalla.

No tardo en perderme en su beso.

Me sujeta la cabeza con las manos, me recorre la boca con la lengua y me da la sensación de que está expresándome su gratitud... ¿quizá por mi primera felación?

By following your rulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora