Capítulo 42

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Ni siquiera sé cómo catalogarlo.

Si acepto... ¿será mi novio?

¿Podré presentárselo a mis amigos?

¿Saldré con él de copas, al cine o a jugar a los bolos?

Creo que no, la verdad.

No me dejará tocarlo ni dormir con él.

Sé que no he hecho estas cosas en el pasado, pero quiero hacerlas en el futuro.

Y no es este el futuro que él tiene previsto.........

¿Qué pasa si digo que sí, y dentro de tres meses él dice que no, que se ha cansado de intentar convertirme en algo que no soy?

¿Cómo voy a sentirme?

Me habré implicado emocionalmente durante tres meses y habré hecho cosas que no estoy segura de que quiera hacer.

Y si después me dice que no, que se ha acabado el acuerdo, ¿cómo voy a sobrellevar el rechazo? Quizá lo mejor sea retirarse ahora, que mantego mi autoestima más o menos intacta.

Pero la idea de no volver a verlo me resulta insoportable.

¿Cómo se me ha metido en la piel en tan poco tiempo?

No puede ser solo el sexo, ¿verdad? Me paso la mano por los ojos para secarme las lágrimas.

No quiero analizar lo que siento por él.

Me asusta lo que podría descubrir.

¿Qué voy a hacer?

Aparco frente a nuestra casa.

No veo luces encendidas, así que Mamá debe de haber salido.

Es un alivio.

No quiero que vuelva a pillarme llorando.

Mientras me desnudo, enciendo el cacharro infernal y encuentro un mensaje de Leandro en la bandeja de entrada.

De: Leandro Scott
Fecha: 25 de febrero de 2018 22:01
Para: Faya Laur
Asunto: Esta noche

No entiendo por qué has salido corriendo esta noche. Espero sinceramente haber contestado a todas tus preguntas de forma satisfactoria. Sé que tienes que plantearte muchas cosas y espero fervientemente que consideres en serio mi propuesta. Quiero de verdad que esto funcione. Nos lo tomaremos con calma.Confía en mí.

Leandro Scott Presidente de Scott Enterprises Holdings, Inc.

Este e-mail me hace llorar más.

No soy una fusión empresarial.

No soy una adquisición.

Leyendo este correo, cualquiera diría que sí.

No le contesto.

No sé qué decirle, la verdad.

Me pongo el pijama y me meto en la cama envuelta en su americana.

Tumbada, en la oscuridad, pienso en todas las veces que me ha advertido que me mantuviera alejada de él.

«Faya, deberías mantenerte alejada de mí. No soy un hombre para ti.»

«Yo no tengo novias.»

«No soy un hombre de flores y corazones.»

«Yo no hago el amor.»

«No sé hacerlo de otra manera.»

Es lo último a lo que me aferro mientras lloro en silencio, con la cara hundida en la almohada.

By following your rulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora