Capítulo 58

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Leandro tira de mí y los tacones se me hunden en la hierba tierna.

—Para, por favor.

Lo sigo tambaleándome.

Se detiene y me mira; su expresión es indescifrable.

—Los tacones. Tengo que quitarme los zapatos.

—No te molestes —dice.

Se agacha, me coge y me carga al hombro.

Chillo fuerte del susto, y él me da una palmada fuerte en el trasero.

—Baja la voz —gruñe.

Oh, no... esto no pinta bien, a mi subconsciente le tiemblan las piernas.

Está enfadado por algo: podría ser por lo de Emilio, lo de Norwalk o Alemania, lo de las bragas, que me haya mordido el labio.

Dios, mira que es fácil de enfadar.

—¿Adónde me llevas? —digo.

—Al embarcadero —espeta.

Me agarro a sus caderas, porque estoy cabeza abajo, y él avanza decidido a grandes zancadas por el césped a la luz de la luna.

—¿Por qué?

Me falta el aliento, ahí colgada de su hombro.

—Necesito estar a solas contigo.

—¿Para qué?

—Porque te voy a dar unos azotes y luego te voy a follar.

—¿Por qué? —gimoteo.

—Ya sabes por qué —me susurra furioso.

—Pensé que eras un hombre impulsivo —suplico sin aliento.

—Faya, estoy siendo impulsivo, te lo aseguro.

Madre mía.

Leandro cruza como un ciclón la puerta de madera de la casita del embarcadero y se detiene a pulsar unos interruptores.

Los fluorescentes hacen un clic y zumban secuencialmente, y una luz blanca y cruda inunda el inmenso edificio de madera.

Desde mi posición cabeza abajo, veo una impresionante lancha motora en el muelle, flotando suavemente sobre el agua oscura, pero apenas me da tiempo a fijarme antes de que me lleve por unas escaleras de madera hasta un cuarto en el piso de arriba.

Se detiene en el umbral, pulsa otro interruptor —halógenos esta vez, más suaves, con regulador de intensidad—, y estamos en una buhardilla de techos inclinados.

Está decorada en el estilo náutico elegante, con colores blancos, grises, negros, con acabados bastantes llamativos

El mobiliario no es para nada escaso; veo un par de sofás, un área de bar, un comedor, etc...

El mobiliario no es para nada escaso; veo un par de sofás, un área de bar, un comedor, etc

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