Mardi Grass || TERMINADA || +18

Capítulo 34

[ Zane ]

Mi teléfono empieza a sonar muy fuerte. Asustado abro los ojos e intento apaciguar el sonido lo más rápido posible para no despertar a Red.

–¿Hola?

–No me digas que estabas dormido –dice incrédulo Ryan, pero mi voz ronca es evidente.

–¿Qué sucede?

–Estuve enviándote millones de textos. Hoy es el día amigo.

–¿Qué?

–El micrófono funcionó. Esta noche en el burdel, Solotov y Kerem.

–Mentira –niego su actitud sospechosa.

–De verdad viejo, funcionó.

Funcionó el ridículo micrófono que a Ryan se le ocurrió colocar en la oficina de Paul, el dueño del bar. Según sus hipótesis, toda la mierda que se vende ahí dentro pasa primero por Paul, por lo que ir directo a la raíz de las comunicaciones acortará el problema.

–Tenemos que estudiar la situación con urgencia –exige Ryan–. Mandaron a doblegar la seguridad por lo que tenemos que tener mucho cuidado.

–Está bien. ¿A qué hora nos vemos?

–¡YA ZANE! Son las tres de la tarde.

–¡¿QUE?! –asustado alejo el teléfono para mirar la hora– ¡Mierda! Estoy en camino.

Finalizo la llamada y silenciosamente me dedico a arrastrarme por la cama, sin moverme demasiado para no despertarla. Silenciosamente me levanto y comienzo a cambiarme, pero la idea de marcharme en silencio es arruinada cuando su cabello se desliza por las sábanas, indicándome que se despertó con mis ruidos.

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Estuvimos matándonos con planos, entradas, salidas, ideas de fuga, puertas, guardias, tácticas, que las horas pasaron volando.

Mi cabeza estallará en cualquier momento, pero sabemos que el día de hoy es clave.

–Bien, ¿estás listo? –pregunta mi compañero.

–Listo–. Avanzamos por la esquina de la famosa Bourbon Street. Entramos al burdel, Ryan va hacia un lado y yo hacía el otro tal como lo planeamos.

Debo decir que los sábados este bar se llena demasiado, y beneficiosamente no demoramos mucho en perdernos entre las personas.

–¿Objetivo? –habla Ryan por el audífono.

–Listo.

–Listo. ¿Repasaste el personal del lugar cómo te dije?

–Mierda –maldigo susurrando– Lo olvidé.

–Te paso el archivo a tu teléfono, mira disimuladamente. Te cubro por unos minutos.

–Hecho.

Me detengo en un rincón, cerca de la posición asignada. Desde aquí puedo ver a Solotov claramente. Sé que Ryan me cubrirá, de todas formas, estoy atento. Saco el móvil y comienzo a ver cada página del documento.

–¿Por qué un bar tiene tantos empleados? –me pregunto–. Mierda. Debería haber visto esto antes.

Pasando rápido las imágenes veo cómo el movimiento en el lugar empieza a agitarse. Preocupado levanto la vista. Observo que está pasando, porque tanta revolución. 

Una de las strippers está por bailar.

Continúo viendo las pocas páginas restantes distraídamente y cómo para decirle a Ryan que terminé el documento, porque claramente no estoy prestando la atención que se merece. Hasta que, una de ellas, llama mi atención por completo.