Mardi Grass || TERMINADA || +18

Capítulo 16

[ Zane ]

Red está en el baño. Después de tener relaciones, ella tomo sus prendas y fue directo a cambiarse.

Viendo y considerando el tipo de mujer que es, sinceramente no esperaba que se quedara por más tiempo, por lo que no estoy para nada sorprendido, y siguiendo sus pasos prosigo a cambiarme.

Ya con mis jeans puestos, mi teléfono empieza a sonar. Busco el sonido hasta encontrarlo caído en el suelo. Camino hasta la esquina de la habitación y respondo la llamada entrante.

–¿Hola? –contesto sin colocar el altavoz al ver el nombre de Ryan en la pantalla encendida.

–Zane. Perdón por llamarte tan temprano. Reportaron un incidente en barrio Patton calle 68 vinculado con Max Kaya, o eso es lo que yo creo. Puede sernos útil, definitivamente deberíamos ir a averiguar.

Analizando sus palabras detalladamente, Ryan no llamaría si él pudiera ir, directamente me informaría cuando esté ahí, por lo que supongo que indirectamente está preguntando si puedo llegarme hasta esa dirección.

–En treinta minutos estoy en el lugar, te llamo apenas tenga algo –digo, ahorrando tiempo y explicaciones.

–Genial, gracias –cuelga la llamada sin perder otro segundo.

–¿Todo en orden? –su voz me sorprende por detrás.

¿Hace cuánto exactamente está ahí?

–Sí, todo en orden –guardo el móvil en mis jeans, y me reservo de agregar algo más al respecto suponiendo que no escuchó nada de lo que dije.

–Claro –se encoge de hombros sin intenciones de saber más– Debo irme, ¿sabes dónde puedo conseguir un móvil por aquí?

La luz matutina y los rayos molestos de sol entran por las cortinas de la habitación, delatando que la mañana llegó. Ya es de día y ni siquiera pegué un ojo en esa almohada tan tentadora.

Malditas horas que pasan volando.

–Te acerco –me ofrezco luego de analizar la situación.

De por sí tengo que salir, por lo que no será molestia alguna. Igual si no tuviera que hacerlo también la llevaría. Una cuestión propia de mi persona, asegurarme que se encuentre bien, o que por lo menos llegue sana y salva a casa.

–No es necesario –niega un poco incómoda– Además, es un poco lejos y creo que ya tienes un compromiso.

Entonces sí escuchaste la conversación, audición de vampiros.

–No hay problema. El compromiso puede esperar.

–Como quieras –cede encogiéndose de hombros.

Durante el camino no intercambiamos palabras, pero extrañamente no se siente como molestia alguna o como un ambiente tenso e incómodo. Justo una radio de la capital transmite muy buena música, que al parecer ambos aprobamos, lo que beneficia nuestro silencio.

Está concentrada en observar el camino por la ventanilla, mientras mueve su cabeza ligeramente hacia adelante siguiendo el ritmo de la canción, y sus labios tarareando su letra.

–Por aquí a la derecha –interrumpe para indicar– Y luego dos cuadras recto.

Le pregunté a dónde la llevaba, dirección exacta, pero se negó a decirme y tan solo respondió "Tranquilo, te iré indicando por dónde ir". Así que, entre silencios y música, su voz suena dándome órdenes hacía donde dirigirme.

–Claro –respondo, observando la zona que nos rodea.

Supongo que estamos acercándonos a dónde realmente vive, considerando que en las últimas cuadras las indicaciones empezaron a ser más frecuentes.