Capítulo 78

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[ Black ]

No puedo perder el control. No puedo perder el control ─me repito, mientras respiro profundo, más de la cuenta, intentando calmar mis demonios─.

Mis manos apretadas en puños a mis costados evidencian lo que estoy sintiendo.

Ella no puede verlas. No quiero preocuparla, no puede verme afectado.

─Estás mojándote ─dice, al ver cómo mi cuerpo quieto empieza a empaparse.

─Eso no importa ─intento disimular lo que sucede.

Sus pendientes, que cuelgan al lado de su cabello, llaman mi atención.

─Te sacaré esto ─tomo delicadamente uno de ellos, y ella asiente con la cabeza.

Mis manos tensionadas intentan no ser torpe. Primero uno, luego el otro.

Son bellos, aunque un poco pesados.

Cuando tomo el segundo para quitárselo, un pequeño bulto en su parte trasera llama mi atención. Primero pensé que tal vez fuera un error de fábrica, pero cuando los volteé, el mini localizador adherido a su piedra grande me descoloca por unos segundos.

En mi vida se me hubiera ocurrido semejante cosa. Colocó el localizador en sus colgantes.

A nadie se le ocurriría revisar allí.

La observo asombrado, una vez más. Ella planeó todo, lo organizó e hizo hasta lo imposible e impensado para lograrlo. Sé que no todo salió como esperaba, pero si hoy está aquí conmigo es sólo gracias a ella.

El sentimiento de gratitud y admiración no dura mucho más, ya que el recuerdo y la furia vuelven a opacarlos.

─Ya están fuera.

Sus ojos están perdidos en el suelo de la ducha.

─¿Quieres que me quede? ¿O quieres estar sola? ─pregunto un poco incómodo.

Ella no responde, y sólo decide ignorar mi pregunta y abrazar sus rodillas.

Supongo que si querría que me quede me lo diría.

─Está bien. Iré a preparar algo para que cenes. Termina aquí, tarda lo que necesites. Estaré en la cocina, llámame cualquier cosa.

Ni una palabra.

─Red ─suplico una mísera respuesta.

─Gracias.

Un gracias seco y sin emoción alguna.

Intento respirar profundo y salir lo más tranquilo del baño, pero no puedo contenerme mucho más, y apenas cierro la puerta detrás de mí me alejo hacia el patio trasero.

Quiero destruir cada maldita cosa que se cruce en mi camino. Quiero sostener sus manos y romper hueso por hueso, y al maldito hijo de puta deformar su rostro hasta tal punto que al verse en un espejo no pueda reconocerse.

Con toda la ira y el enojo del mundo, mi puño se estrella en un duro y firme ladrillo.

Una.

─Hijo...

Dos.

─de...

Tres veces.

─Puta.

Hasta lograr partir en dos el maldito bloque.

─¡Voy a matarte! ─expulso sin contenerme, mientras levanto la mitad destrozada y la estrello fuerte y sin problema alguno contra la pared. El material cae en pedazos al suelo. Hago lo mismo con la segunda parte, y cómo para terminar mi pequeña descarga, de una patada fuerte empujo la silla de descanso de exterior.

Mardi Grass || TERMINADA || +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora