Capítulo 69

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[ Black ]

─Está bien, si no quieres salir entonces me iré yo─. Sus brazos se golpean en sus piernas rendidos de tanto pelear.

Bruscamente abre la puerta y pasa a mi costado a toda velocidad.

De la fuerza con la que se desquitó de la madera, esta golpea contra la pared y vuelve cerrándose por completo.

Atrapado en el baño me tomo un segundo. Con mi corazón agitado y mi razón dada vuelta no sé qué carajos hacer.

No puedo volverme más loco de lo que estoy. Me siento perdido. Metí la pata, no una, sino que al parecer varias veces. No sé en qué momento lo arruiné todo, no sé qué hice, pero es algo que parece hacerse acostumbre cuando estoy a su lado.

De la impotencia y el enojo expulso un grito de descarga. Mi pecho agitado y el nudo en mi garganta se disuelven un poco mientras vuelvo a recobrar la compostura.

Sus pasos enojados se escuchan cada vez menos.

Mierda. No puedo dejar que se vaya.

Desesperado salgo del baño y corro hasta ella. Logro alcanzarla antes de que desapareciera por la puerta trasera.

Sé que si la dejaba ir iba a arrepentirme.

Un poco torpe tomo sus delgadas piernas y sin importarme su opinión al respecto la cargo en mi hombro.

─¡Black! ¡¿Qué carajos?! ─sus manos empiezan a golpear mi espalda, y sus pies a moverse.

Con mis manos intento inmovilizarla un poco para evitar los golpes.

─¡Suéltame Black! ─grita enfurecida, y aumenta sus golpes.

─No te dejaré ir.

Camino rápido al cuarto. Sus movimientos son molestos.

─¡¿Qué sucede contigo?!

─¿Quieres una justificación?

─¿De por qué carajos actúas así? Te lo agradecería.

─Te daré una justificación─. La dejo en la cama y empiezo a moverme rápido buscando lo que necesito. Ella confundida intenta entender qué estoy haciendo.

─¿Black que haces?

Necesito decirle todo. Yo sé que debo hacerlo, ¿pero cómo carajos?

Mis manos tiemblan, mi cuerpo transpira, mi corazón amenaza con salirse. Las cosas de mi agarre se sueltan, estoy tirando todo lo que saco del cajón.

¿Qué carajos estoy haciendo?

─Ahora me ignoraras luego de haberla cagado, ¿qué fácil no? ─su voz impaciente aumenta la presión.

─Acá están ─se me escapa al encontrar las esposas. Me acerco a ella y sujeto una de sus muñecas.

─No estoy para juegos ─asume al verme ansioso con el metal.

Sin preguntarle, tomo su muñeca intentando no ser muy torpe, y la esposo conmigo.

─¿Qué carajos?

─Te daré tu justificación.

─¿Esposarte? ¿Eso es?

─Debo decirte algo y sé que querrás escapar cuando lo escuches, pero así no podrás ir lejos.

Su rostro de repente se empalidece y su piel se torna más fría de lo común.

Mierda. Ella lo sospecha.

Mardi Grass || TERMINADA || +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora