Capítulo 48

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[ Red ]

El aire fresco que entra desde la ventana está helando mi cuerpo. Rápido volteo para buscar desesperadamente las sábanas.

¿Dónde carajos están?

Un pequeño ruido y movimiento intestinal tambalea mi cuerpo, obligándome a dejar de descansar plácidamente como lo estaba haciendo.

Claramente mi estómago reclama comida.

Molesta por la manera espantosa de despertar, abro los ojos acostumbrada a mi habitación oscura, pero olvidé dónde estaba, y en vez de oscuridad, la luz del día entra en mí asesinando mis pequeñas y delicadas pupilas.

Auch.

Cubro mi rostro con uno de mis brazos, cómo cuál vampiro quemándose por los rayos del día.

Enojada y refunfuñando intento sentarme. Mi cuerpo duele por completo, mis piernas se sienten pesadas, mi columna causa pinchazos paralizandome, y en mis senos siento cierta sensibilidad.

¿Qué carajos?

Pienso, hasta que recuerdo lo que sucedió la noche interior.

Podría soportar años de dolores si todas las noches tengo a Black en mi cama.

A todo esto, mi boca no emite palabra alguna, mi cuerpo está demasiado cansado para articularlas.

El viento sigue corriendo y entra en la habitación renovando el aroma a sexo que quedó de la noche anterior. Hasta aquí llegó mi paciencia. Quiero romperla y asesinar a Black por abrir la ventana.

¿A quién carajos se le ocurre ventilar su cuarto a las nueve de la mañana? Y más con el día así de frío.

Apurada logro sentarme, y cuando mis ojos se acostumbran a la luz del lugar, miro hacia la maldita ventana.

Tenía ganas de golpearlo, pero encontrarlo así me distrajo un poco de mis pensamientos rencorosos, haciéndome olvidar mis líos por un momento.

Tenía ganas de golpearlo, pero encontrarlo así me distrajo un poco de mis pensamientos rencorosos, haciéndome olvidar mis líos por un momento

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Su cuerpo está mojado, transpirado. Su torso desnudo, su espalda perfecta. Ideales pantalones mañaneros resaltan sus glúteos fuertes, y cuelgan hasta un poco más arriba de su miembro fuerte. Quiero imaginarme sus músculos inferiores de su abdomen, que forman una "V" perfecta ya que está de espaldas a mí.

¿Quién se negaría ante la idea de levantarse junto a este hombre tallado a mano por el mismísimo dios?

Observa hacia afuera, perdido en su mundo interminable de pensamientos. No quiero interrumpirlo y me dedico a admirarlo por unos minutos en silencio, no sin antes buscar las sábanas para cubrir mi cuerpo del helado viento.

Noté más de una vez en su espalda las cicatrices que tiene. Algunas son pequeñas y casi invisibles, pero hay dos más grandes que llaman mi atención. No parecen ser recientes, pero en comparación a las demás podría decir que sí lo son. Una está cerca de su hombro derecho, podría apostar dinero que es una herida de bala, aunque de un arma común lo dudo. Tiene un círculo y a los alrededores pequeñas marcas, cómo si una bala hubiera penetrado en él y lo demás perdigones. La otra está más abajo, cerca de dónde terminan las costillas a mano izquierda. Es un gran corte en forma diagonal, podría haber sido un corte limpio, pero la persona que se encargó de curarlo y coser su espalda fue desastroso e improlijo.

Mardi Grass || TERMINADA || +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora