Capítulo 75

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[ Red ]

Un grito desesperado resuena en todo el lugar, desgarran mis tímpanos.

─¿Qué hiciste? ─mis ojos abiertos de par en par, buscan de dónde proviene el ruido, aunque el enorme vacío en mi pecho sabe perfectamente de quién es.

Mi respiración empieza a tornarse pesada. El aire empieza a faltarme tan solo con imaginarme algo del millón de posibilidades catastróficas que este hombre podría haber hecho.

Un grito en particular empieza a escucharse más cercano, cada vez más y más cerca.

Giro mi cabeza. Dos hombres sujetan su cuerpo. Elevándola en el aire la cargan y la traen hasta delante de mí. Su cuerpo se sacude por todos lados, de todas las formas posibles para intentar zafar de sus agarres. Sus manos siguen atadas y su cabello suelto vuela de lado a lado golpeando sus rostros.

A pesar de todo, sus intentos por soltarse son inútiles.

─¡No, no, no! ─empiezo a gritar desesperadamente al entender a qué va todo esto─ ¡Ni se te ocurra!

─Me quitaste lo que más amaba ─la rabia corre por sus ojos.

Sus rodillas se estrellan en el suelo. Las manos de estos animales salvajes están en sus hombros, empujándola hacia abajo, obligándola a quedarse de rodillas.

─¡No! ─grito otra vez, mientras desesperada intento correr hacia ella. Mis brazos amarrados por las cadenas me impiden avanzar─ ¡No, por favor!

Mis súplicas las dirijo a Kerem, quién serio disfruta ver cómo estoy sufriendo.

Sus sollozos empiezan a escucharse. Sus ojos rojos buscan los míos desesperados, pero de un tirón de cabello los hombres la obligan a mirar a Kerem.

Yo sólo puedo ver su perfil. Su cuerpo tiembla, y su pecho se sacude del llanto.

─No, por favor ─ella ruega entre lágrimas a Kerem quién se colocó delante de ella.

─Ahora entenderás lo que se siente. El dolor que atraviesa el alma cuando te arrebatan algo que amas demasiado ─dice, mientras uno de sus hombres carga el arma y se la entrega lista para ser usada.

─¡No! ¡Por favor, no lo hagas! Aquí me tienes. ¡Aquí me tienes maldita sea!

Tironeo mi cuerpo hacía adelante para llegar a ella, pero las malditas cadenas tiran mis muñecas inmovilizándome. Siento a mis hombros querer salirse de su lugar, pero no me importa en lo absoluto.

Necesito llegar a ella.

─Nada de lo que digas podrá cambiar lo que hiciste. No intentes salvarla.

─¡Házmelo a mí! ─grito sin siquiera pensarlo─ Lo único que ella hizo fue amarlo como nadie más. Yo fui quién apretó el gatillo, ¡házmelo a mí!

─Por eso mismo ─asegura, sin pensar en mis palabras.

─¡Espera! ¡Detente, por favor!

Aleja su cuerpo y su brazo se extiende apuntando directo a su frente.

─¡Por favor! ─suplica mi voz totalmente quebrada de la impotencia.

El silencio invade el lugar y sólo puedo escuchar sus llantos.

Mis piernas quieren rendirse igual que mis muñecas, pero no lo haré. No me daré por vencida.

No hay nada que pueda decir o hacer para cambiar su opinión, pero no me daré por vencida.

Tiro con más fuerza mis brazos hacia adelante y empujo con mis piernas. Mi cuerpo cae al suelo cada vez que intento seguir y los agarres me frenan. Las cadenas resuenan en el lugar junto con sus sollozos.

Mardi Grass || TERMINADA || +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora