[ Red ]
Al otro día me levanto temprano para arreglar la entrevista de Peige. Con una sola llamada ya tiene el puesto asegurado, pero de todas formas Paul necesita chequear de quién se trata y aprobar mi recomendación.
–¿Hola? –Peige responde mi llamada con su voz completamente ronca.
–¿Estás dormida?
–Mm, sí... ¿Son las que? ¿Ocho de la mañana?
–Levántate. Estoy yendo para tu casa, tenemos muchas cosas por hacer hoy.
–¿Qué? ¿A mi casa? No puedes... –pero sin dejarla terminar cuelgo la llamada.
Tomo las llaves de mi auto y bajo hasta el estacionamiento a buscar mi coche. Manejo hasta Peige, no sin antes pasar por un café para ambas.
–Me fascinan los primeros días.
Cuando llego subo hasta el segundo piso, departamento 11 B. Toco la puerta impacientemente hasta que me atiende una Peige totalmente desalineada y con un cepillo de dientes en la boca.
–¿Buenos días? –pregunto ante su obvia idiotez.
–Hola –dice entre el cepillo. Voltea y va directo al baño.
Un poco incómoda entro a su departamento. No me dio permiso para hacerlo, pero me dejó plantada en la entrada, lo que supongo que significa que debo entrar.
Observando todo a mi alrededor hago unos cuantos pasos cerrando la puerta detrás de mí. Ahora entiendo porque Peige saltaba y se emocionaba tanto al entrar a mi casa. No es como si no hubiera estado en un lugar así antes, pues yo nací y crecí en un lugar como este, pero de verdad no me gusta saber que ella está viviendo aquí.
El sofá es viejo y está demasiado gastado. Las paredes con una pasada de pintura muy tenue y gastada por los años. Tiene mucho color, al parecer lo decoro dándole vida y disimula bastante los muebles viejos y rotosos. La humedad se hace presente en todas las paredes, y algunos botes reposando debajo de huecos en el techo me advierten de la pérdida en las cañerías de este barato edificio.
–¿Y qué tal? ¿Igual que tu casa verdad? –vuelvo de mis pensamientos cuando escucho su voz burlona.
–En realidad sí, me recuerda mucho a mi casa –admito, tragando el nudo que se formó en mi garganta al recordar aquellos tiempos.
–Si claro, al enorme piso con lujos.
–No, a mi hogar no. A mi casa dije.
Mi rostro serio detiene su estúpida risa. –Crecí en un lugar parecido Peige. No es algo extraño para mí, y tampoco es algo de lo que debas avergonzarte o burlarte.
Incómoda mira al suelo, arrepentida de su actitud.
–Bueno, no hay tiempo para esto. Debemos ir al bar.
–¿Ya?
–Si, tenemos una entrevista en media hora. Si quedas (que lo harás), pasaremos todo el día fuera. Así que –aplaudo apresurando el paso– Necesito el vestuario más provocativo que tengas y un bolso con varias mudas de ropa.
–¿Ropa cómoda? –grita alejándose a su cuarto.
–Sport, lo necesario para un baño y la ropa para la noche.
–¿Qué ropa de la noche? –se detiene sacando su cabeza por el marco de la puerta.
–¿Tienes un vestido lindo?
–No. ¡Espera! ¡Mentira! –agrega al recordar–. Tengo uno.
Desaparece en su cuarto y yo sigo sus pasos, buscando el cuerpo de Peige escondido en su armario.
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Mardi Grass || TERMINADA || +18
ActionFiestas, deseos y éxtasis. Asi es la vida de Red, una stripper de Nueva Orleans quién conocerá a alguien que cambiará su vida por completo. [+18] ✓Primer libro de la saga: Lo cambias todo. | SINOPSIS en los capítulos | Está expresamente prohibido co...