Capítulo 89

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[ Black ]

Esperando en la maldita acera maldigo la existencia de Ryan una y otra vez. El muy maldito me apuró y gritó por teléfono exigiendo estar listo en diez minutos porque él ya estaba en camino. Desesperado, no solo tuve que hacer mi bolso y preparar mis cosas, sino también tomar una ducha e intentar parecer una persona decente y no un cavernícola abandonado.

La llamada fue de suma urgencia, debemos volar por unos días para empezar con un nuevo caso. Ocupamos nuevos cargos, ascenso con efecto inmediato.

Entiendo que las órdenes puedan ser de un día para otro, pero estoy seguro que él sabía desde antes y sólo quiso joderme.

Sentado en el cordón espero como un idiota que pase a recogerme. Hace veinte minutos llamó. Mi apuro fue totalmente en vano y con cada minuto que pasa de su maldito retraso, mi bronca aumenta y las ganas de reventar su rostro de una trompada empiezan a acumularse.

Desde lejos, doblando en la esquina, escucho a su auto acercarse. Feliz y emocionado, con su música a todo volumen, estaciona delante de mí.

Si no fueran asuntos de trabajo me hubiera encantado tirar justo por donde sus ruedas pasaron, un clavo casualmente muy filoso.

─¡Ey, viejo! ─exclama alegre y toca el claxón desesperadamente.

Con qué intenciones no sé, claramente me di cuenta que llegaste imbécil.

De mala gana me levanto del suelo absteniéndome a decirle cualquiera de todos los insultos guardados en mi garganta.

─Pero qué caripela... ─dice, burlándose de mí.

─Veinte minutos ─es todo lo que agrego y cargo el bolso en mi hombro.

─No es para tanto. Diez minutos más, diez minutos menos.

Bailando sale del auto con sus anteojos de sol.

¿Por qué tanta felicidad? No lo sé.

─Sí, diez minutos son una gran diferencia.

─Ya deja de quejarte y sube de una maldita vez.

Achino mis ojos y de mala gana lanzo el bolso en la parte trasera del auto.

─Amargado ─se burla de mi seriedad antes de perderse en el interior.

─¿Por qué tanta emoción? ─pregunto una vez sentado a su lado.

─Nuevos cargos, nuevos casos. ¿No te emociona?

─¿Acaso me ves saltando como un niño de cinco años?

─¿Estás comparándome con un niño?

─Digamos que el niño sería más maduro que tú.

Conociéndolo, estoy seguro que revoleó sus ojos, pero por los oscuros vidrios de sus lentes no pude ver.

─Con qué humor estamos ¿no? Parece que te contagiaste del engendro─. Sin intenciones de ocultarlo explota de la risa.

─¿Qué? ─pregunto confundido.

Creo que me perdí de algo porque no entiendo a que se refiere con engendro.

─Vamos, no te hagas el tonto. Fue buen chiste ¿o no? ─baja un poco sus lentes y levanta sus cejas rápido y repetidamente.

─Perdón, todavía sigo sin entender.

─¿En serio? ─pregunta incrédulo.

─¿Parece que no hablo en serio?

─Definitivamente te contagió ─asegura y vuelve su mirada al camino.

¿Acaso no entendió la parte en la que le pedí que me explique?

Mardi Grass || TERMINADA || +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora