Capítulo 53

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[ Red ]

No podría decirles que hora es exactamente, sólo sé que abrí mis ojos porque el olor a pintura está asfixiándome. Si bien la ventana está abierta, el aire que entra para ventilar el cuarto no es suficiente.

Y no me malinterpreten, amo el olor a pintura fresca, pero no es una buena combinación con el cansancio físico y mental que tengo.

Volteo mi cuerpo para mirar la pared de dónde sospecho que viene el olor. Sus puños ya no están, la sangre fue  removida y la pintura cubrió todo como si nada pasó.
Una parte de mi agradeció su gesto tan rápido de deshacerse de ellas, pues me recordaban esa espantosa imagen de Black luchando consigo mismo y la horrible noche del día de ayer. Pero a la vez, odiaba el hecho de tener que despertar por culpa de esto. Quería seguir durmiendo, hasta mañana si eso fuera posible.

Los pies silenciosos de Black entran al cuarto. Camina despacio y en punta de pies para no despertarme, pero creo que no se da cuenta que su pintura ya lo hizo.

–Buenos días espía–. Me río de su actuación.

Asustado voltea y sonríe al encontrarme riendo de él.

–Ups, me atrapaste–. Ríe conmigo mientras se acerca hacia aquí. Sus manos están vendadas con gasas y su torso desnudo está manchado con gotas de pintura blanca. Gateando sube a la cama y se coloca encima de mí.

–Buenos días –dice, seguido de una ronda de besos tiernos y cortos.

¿A qué se debe tanto cariño? No lo sé.

–¿Y a dónde ibas en secreto?

–Al baño.

–El baño está del otro lado.

–Necesitaba ropa para tomar una ducha.

–¿Puedo? –pregunto tomando una de sus manos para observar.

–Claro –responde aún avergonzado.

Saco la venda suavemente. Sus lastimados se ven mucho mejor que anoche, aunque todavía necesitan mucho cuidado y atención.

–Se ven mejores.

–Supongo–. Se encoge de hombros.

–Justo también necesitaba una ducha–. Intento romper el hielo entre nosotros, y muevo mis ojitos juguetonamente.

–El agua caliente no alcanzará para dos duchas–. Una de sus cejas se levanta, leyendo mis intenciones y jugando conmigo.

–Que tragedia, sólo podrá haber una.

–Pero con dos personas–.  Audaz se levanta de la cama y me carga en sus brazos.

–¡Ah! –grito de la sorpresa repentina, y riéndonos me lleva hasta el baño.

–Me gusta cómo te quedan mis camisas. Podrías usarlas más seguido –comenta, observando cada centímetro de mi cuerpo, mientras me deja en la ducha suavemente.

–Y a mí me gusta usarlas, llevar tu olor a cada momento. Se siente cómo si vinieras conmigo a todas partes.

–¿Sabes cómo te he extrañado? –gime entre dientes a la vez que sus manos abren el grifo del agua.

–¡Espera! –exclamo al ver cómo el agua empieza a correr encima de mí, con su camisa puesta–. ¡La ropa!

Pero sin importarle en lo absoluto, se aleja para observar cómo la lluvia cae mojando su camisa y volviéndola transparente. Mis pechos son los primeros en sobresalir. Mis pezones parados y duros por el agua fría, rompen con la textura de la tela llamando demasiado la atención. Sus ojos se oscurecen, pero por el fuego y la lujuria. 

Mardi Grass || TERMINADA || +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora