Mardi Grass || TERMINADA || +18

Capítulo 12

[ Red ]

En tan sólo un segundo, un grandulón apareció de la oscuridad y se colocó detrás de mí apuntando directo a mi pecho.

La mirada engreída del pobre Max, y su actitud superior me dan pena.

¿Enserio cree que por traer a alguien más para cuidar su maldito trasero podrá a salirse con la suya?

Su sonrisa incrédula alumbra su rostro, y expectante de mi reacción me observa.

–¿Crees que no lo veía venir? –río entre mis palabras, asesinando sus fantasiosas ilusiones de tomarme por sorpresa. Mis manos, firmes y seguras, todavía apuntan la cabeza del idiota.

Un poco descolocado intenta descifrar mi actitud.

–Y dime –continúo de la forma que sé, provocando– ¿Cómo se llama tu amigote?

Unos segundos de silencio se posa entre nosotros, hasta que decide, de un movimiento de cabeza, otorgarle permiso para hablar a su compañero.

–Sr. Walker –su voz suena detrás de mí, tan cerca que produce un escalofríos por toda mi espina dorsal. Aun así, intento no mostrar cómo me afecta.

–Buenas noches Sr. Walker. Diría que es un placer conocerlo, pero dada las circunstancias creo que es un poco difícil hacerlo. Debe entenderme, a nadie le agrada tener una pistola apuntando su cien –inclino levemente mi cabeza, acompañando mis palabras, mientras escucho detrás una leve risa. Sonrío. Sé que está funcionando. –. Pero en verdad es una alegría que nos acompañe, más en esta charla interesante que estábamos empezando a entablar.

El rostro de confusión y sufrimiento de Sugar penetra en mi pecho, distrayéndome, haciendo más difícil la tarea de centrarme en decir las palabras correctas.

–Sé que no entiendes, sólo aguanta un poco más –intento hablar a Sugar con mis ojos.

Ojalá entendiera mis intenciones...

–Cómo ya sabe Sr. Walker –continuo– Estaba preguntándole a su amigo como hace para observarse al espejo y hacerse llamar hombre. Es una duda realmente interesante ¿no le parece? –me detengo unos segundos, como si estuviera esperando alguna respuesta de su parte, pero en realidad, el objetivo es uno solo: conseguir todo el tiempo posible–. Entiendo que tenga dudas sobre mi planteo, déjeme explicarle mis puntos de vista. ¿Acaso un verdadero hombre trata a una dama de "zorra"? Y disculpen la expresión. Es más, ni siquiera esa es la correcta palabra que usó su querido compañero. No sé si entienden, aquella que comienza con p y termina con a. ¿O acaso un verdadero hombre deja flaquear su integridad por temor a ser derrotado en una carrera por una mujer, arriesgando todo su pellejo al llamar a la policía como todo maricón que es, sólo por no arruinar su ego? Y qué tal si le digo que un hombre, JAMÁS, bajo ninguna circunstancia, tomaría a una mujer en contra de su voluntad, invadiendo su hogar y llevándosela a horcajadas a un callejón vacío, para solo golpearla y amarrarla como cual mascota se tratara. Después de haber cometido tales atrocidades, ¿usted cree Sr. Walker que podemos tratar a nuestro amigo Max como un verdadero hombre? O aún peor, ¿él podrá vivir con esa mentira?

El silencio perdura entre los cuatro, y gozando del sabor amargo en la mirada de Max insisto. –¿Comieron su lengua Sr. Walker? O tal vez se siente tan asqueado como yo en estos momentos que no es capaz de articular palabra alguna.

Río ante su malestar a mis espaldas y prosigo –Sabía que iba a cambiar la forma de mirar a su compañero. De verdad lo siento, mis intenciones no era quebrantar su amistad, pero mi teoría es cierta. En esta tierra quedan muy pocos hombres que en verdad merecen ser llamados así.

–¿Quieres saber qué opino sobre tu patética teoría? –la voz de Max totalmente sacada de quicio al fin se dirige a mí.

La vena hinchada en su cuello y las arrugas en su rostro de tanto fruncir el ceño, hacen que me sienta orgullosa de mi trabajo. Esto es lo que quería provocar. Distraerte y dar un respiro a Sugar, además de hacer tiempo para que los refuerzos lleguen.