Capítulo 47

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[ Red ]

Me encontraron.

Seis hombres salen del ascensor y vienen directo hacia aquí, entre ellos, Max.

Sin perder otro segundo, tomo el móvil, mi arma y las llaves del auto, y corro hacia abajo. Atravieso las escaleras hasta llegar al quinto escalón, donde me detengo para destrabar la ligera madera pintada y camuflada del cuarto escalón. Perdiéndome en el interior de las escaleras, bajo hacia el sótano camuflado, sin olvidar de cerrar la tapa por encima de mí para no levantar sospechas.

Debía estar preparada. Sabía que iba a llegar el momento en cualquier minuto. Claramente lo planifique todo.

Cargo los bolsos escondidos que robamos a Max, y a toda velocidad me dirijo a la salida de emergencia que desemboca en el pasillo del otro extremo del piso.

el estrecho pasillo me dirijo a la salida de emergencia que desemboca en el otro extremo del pasillo del piso.

De repente, de entre las paredes, un fuerte ruido me detiene.

–Mierda –maldigo, cuando entiendo que el ruido viene de mi apartamento. Algo similar a cuando alguien derriba una puerta.

Mi piel se eriza de tan sólo imaginarme lo que me hubiera sucedido si seguía allí dentro.

Los vi a tiempo.

Suspiro profundo, y continuo con mi camino antes de que sea tarde.

Ya en las puertas de emergencia, observo precavidamente antes de salir al pasillo. No hay nadie vigilando este sector. Al parecer se dedicaron a invadir mi piso por lo que el panorama está despejado.

–Imbéciles–. Niego con mi cabeza, y mientras sonrío me alejo de allí.

Voy por las escaleras de emergencia hasta el estacionamiento. Tomo mi auto y salgo de ahí lo más rápido posible.

Sé que sólo tendré segundos de ventaja hasta que Max sienta cómo mi auto se aleja del lugar.

Logro manejar unas cuadras sin rastros de sus hombres.

Decido tomar mi teléfono. Es el único momento de calma que tengo antes de que todo se arruine.

Debo esconderme por unas horas y luego seguir huyendo. Ellos no pararán hasta encontrarme. Pero la pregunta es, ¿a dónde podría ir sin poner a riesgos a todos los que sé que me ayudarían?

Sé del lugar perfecto, a dónde nunca me buscarían –por ahora– Pero no quiero. No quiero tomar esa opción, sé que puedo conseguir otra manera.

Estaba segura que se me ocurriría, hasta que vi por el retrovisor cómo la situación empeoró. En un minuto de distracción, uno de sus coches apareció de una calle anexa y se acercó demasiado a mí.

Mierda.

Y cómo instinto ante la crisis, automáticamente marco a su número.

Sé que me arrepentiré.

–¿Ya me extrañas?–. Alegría a pleno se refleja en su voz.

–¿Estás en casa? –pregunto, sin dar muchas vueltas. Intento no perder la calma para no alarmarlo, pero entre la adrenalina del momento y mi respiración agitada de correr, no consigo disimularlo.

–Acabo de llegar. Dime, ¿Qué sucede?

–¿Puedes sacar tu auto del garaje así guardo el mío?

–¿Que? ¿Para qué querrías guardar tu auto?

–Black –suplico.

–¿Está bien? –cede, aún confundido.

–Espérame con el portón abierto, estoy por llegar–. Finalizo la llamada sin esperar respuesta de su parte.

Mardi Grass || TERMINADA || +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora