Capítulo 42

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[ Zane ]

Concluí mi tarde de trabajo con Ryan, y en estos momentos me encuentro de camino a Beignet.

Me siento muy cansado. No sólo por lo que sucedió días atrás con todo el tema del burdel y la inesperada revelación de Red, si no que, al volver a casa por la noche, me ocurrió algo totalmente fuera de lo común.

Estaba a punto de dormir, cuando un brote de inspiración atacó mi mente. Imágenes y colores vinieron a mi cabeza. Una mujer esbelta, sentada con sus finas extremidades, acostada, de espalda, su perfil, su cabello. Colores claros mezclados con oscuros, colores raros, intimidantes tal vez, o muy vivaces.

No sabía que era, no sabía a lo que se refería, sólo sé que me levanté y me puse a dibujar. Desesperado, sin querer desperdiciar el momento, pasé del papel a la tela. Los minutos se convirtieron en horas, y de repente, la luz del sol de madrugada nubló mi vista. Tuve que parar, mi cuerpo me pedía detenerme para descansar. Dejé a medio terminar el cuadro que había traído conmigo desde California.

A pesar del cansancio y el desvelo que dejó en mi cuerpo, estoy satisfecho. Sabía que iba a conseguir esa inspiración aquí, era el cambio temporal que necesitaba.

De pie, frente a la entrada de Beignet, miro a mi alrededor como de costumbre, pero esta vez, a comparación de las ocasiones anteriores, un presentimiento extraño recorre de extremo a extremo mi espina dorsal. Me detengo. Pienso e intento descifrar de qué se trata. Observo a mi alrededor, hacia ambos lados de la calle. A mi izquierda todo parece normal, vehículos moviéndose, semáforos funcionando. A mi derecha, personas caminando por la peatonal, movimientos regulares. Hasta que, una figura alejándose por la acera llama mi atención. Avanza a pasos apresurados, y constantemente vigila a su alrededor, como si estuviera ocultándose de alguien o escapando. Pero sus balanceos, su cuerpo, sus piernas, me resultan demasiado familiar.

Acaso es... ¿Red?

Estuve llamándola y enviándole mensajes de texto a lo loco, pero jamás respondió.

No estoy seguro si se trata de ella en verdad, o mi obsesión por encontrarla me hacen alucinarla, pero definitivamente no perderé la oportunidad.

Despacio, y tomando cierta distancia, la sigo.

–¿Vendrá de Beignet? ¿Irá al burdel? –me pregunto– No creo que trabaje luego del tiroteo.

Confirmo mis sospechas cuando veo cómo dobla en un edificio y desaparece de repente. Me apuro y corro hacía allí.

Es el burdel, definitivamente.

Dentro no hay nadie. El salón quedó hecho un desastre. Las paredes están marcadas por completo. Las sillas y mesas que volaban por todos lados ya están acomodadas en su lugar, pero está claro que esta noche el lugar no abrirá sus puertas. Si bien pasaron un par de días de lo sucedido, lleva tiempo arreglar el desastre.

–¿Entonces qué haces aquí? –me cuestiono, intentando entender sus movimientos.

Busco hacia ambos lados, pero aquí abajo no está, y al parecer perdí sus rastros.

Recuerdo la noche caótica, específicamente cuando seguí sus indicaciones. De pasada recuerdo ver un pasillo más privado que todos los demás.

–Tal vez lleva hacia los vestidores o a algo más exclusivo para las bailarinas –supongo– Tendría lógica recordando cómo las mujeres corrían hacía aquí.

Siguiendo mis instintos, sigo adelante. Unas escaleras, largas y angostas, son lo que termino de encontrar luego de atravesar el pasillo privado.

–¿De verdad tienen que subir todo esto cada noche? –de mala gana, subo cuidadosamente.

Mardi Grass || TERMINADA || +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora