Mardi Grass || TERMINADA || +18

Capítulo 79

[ Red ]

Puede que antes haya visto morir a personas delante de mis ojos, tal vez por eso uno pensaría que no debería afectarme tanto una bala, un cráneo perforado, un charco de sangre....

El poder que te da un arma, la exaltación y la euforia que invade a todo tu cuerpo cuando estás a punto de jalar el gatillo es inigualable. La adrenalina y la confianza que genera es algo magnífico, pero muy adictivo. Se siente bien tener el poder, ser fuerte, tener el control. Una vez que lo pruebas, cómo la maldita droga, quieres tenerlo siempre. Es algo que me acostumbré a tener. Me costó conseguir el poder, pero lo logré, y tal vez por eso hacemos de las amenazas y la muerte algo ajeno a nuestra realidad. Tal vez por eso subestimamos el poder del otro, pensando que nunca podrían ser más que nosotros. Tal vez por eso su muerte fue como presenciar la mía en tercera persona.

Jamás imaginé que podría pasarme a mí, a las personas que quiero. Siempre supe que ese peligro estaba ahí, pero si les soy sincera, jamás pensé que iba a sucedernos en verdad y sólo subestimé la situación.

Fue la noche más larga que padecí.

Con mis ojos abiertos allí estaba ella, allí estaba él. Con mis ojos cerrados seguían presente los dos.

Despierta, en mis pensamientos. Dormida, en mis sueños.

A pesar del alcohol, a pesar de las pastillas, nada puede hacerte escapar del dolor. Tal vez lo apacigüe, tal vez lo disminuya, pero nada puede eliminarlo.

Había logrado por fin cerrar los ojos y dormir un momento. Había logrado quedarme quieta y dejar descansar a Black, pero el jodido timbre sonó terminando de asesinar nuestras ganas de vivir. Y cuando digo nuestras también me refiero a Black y sus ganas de vivir.

─No puede ser ─dice negado ante la idea de levantarse.

Volteo a mirarlo. Sigue con sus ojos cerrados, moviendo su cabeza de lado a lado, negando lo que sucede.

─Debe ser Ryan ─comenta exhausto.

─Iré a ver, tal vez sólo es alguien vendiendo algo.

─Que dios te escuche ─suplica.

Me levanto de la cama y él rueda por el colchón cubriéndose la cabeza con la almohada.

Me da lástima, está muy cansado, todo por mi culpa y mis sueños espantosos.

De muy mala gana voy hasta la puerta.

Cómo si supiera de memoria los movimientos de su compañero, me encuentro a Ryan. También se ve cansado, pero un poco más descansado que Black.

─Buenos días ─saluda, mientras mira detenidamente los restos de Red que quedaron de ayer.

─Pasa.

De mala gana abro la puerta y me pego a la pared, dándole lugar para que ingrese. ─¿Deberíamos seguir insultándonos? ─pregunta él, un poco incómodo con la situación.

─¿Por qué eso debería ser diferente, idiota?

Cierro la puerta y avanzo por el pasillo detrás de él.

─No lo sé, pensé que teníamos un poco de confianza a estas alturas.

─Podría ser, pero eso no significa que debería dejar de tratarte como el imbécil que eres.

─No soy el único imbécil aquí─. Se frena y voltea a mirarme.

Sé que fue un comentario para provocarme, pero esta vez no se equivoca.

─Tranquilo, no eres el único ─golpeo su hombro y doblamos a la sala de estar─. Deberás esperar a que Zane quiera revivir.

─Podría esperar días entonces.