Mardi Grass || TERMINADA || +18

Capítulo 36

[ Zane ]

Estaba a punto de perder el control sobre mí mismo.

Cambié el plan, arruiné la misión por un sentimiento que de repente apareció por ver a Red así. Mi sangre hierve, y la furia se adueña de mi cuerpo sin darle lugar alguno a la razón y a lo que mi cerebro dicta.

Con las manos en mi arma busco una posición donde tenga acceso directo a su cabeza.

–¡ZANE! ¿Qué mierda haces? ¡Deja eso! –los gritos de mi compañero suenan en mis audífonos, pero desaparece en mi sistema sin llegar su mensaje claro a mi cuerpo.

Cegado como caballo de carrera, saco mi arma para disparar a mi único objetivo; Kerem. Pero Red me detiene, cuando muy a su manera decide encargarse del idiota.

Jamás hubiera imaginado que se atrevería hacerlo, y nadie que viva en esta ciudad con dos dedos de frente se atrevería a enfrentar a la familia más poderosa de la ciudad por sólo una nalgada en el trasero. Y no es cómo si Red no supiera quién es... Estoy más seguro que lo tiene muy en claro.

Mis ojos no pueden creer lo que estoy viendo.

Las personas a mi alrededor empiezan a alborotarse. Los murmullos y las voces se tornan cada vez más altas, aturdiéndome por completo.

No entiendo que sucede. Primero pensé que era por Red, pero luego, cuando Ryan me aturde con sus gritos puedo caer en lo que está pasando.

–¡ZANE! ¡A tu derecha!

Es lo único que logro escuchar antes de voltear mi cabeza a la derecha y toparme con un arma apuntando directo hacia la cabeza de Red.

–¡No!

Sin pensarlo dos veces, mis piernas avanzan hacia el maldito, y mis brazos taclean sus piernas para derribarlo antes de que sea tarde. Pero mis esfuerzos para evitar los disparos son en vanos, porque sólo voltee a uno del ejército de hombres que aparecieron de la nada apuntando directo a los Kaya.

–Mierda –maldigo lo suficientemente alto como para que Ryan logre escucharme.

Desesperado me levanto del suelo y busco con mis ojos rápidamente a Red. No la veo por ningún lado.

–¿En qué momento salieron todos? –pregunta impactado Ryan.

–Son demasiados, ¿ahora qué?

–Ahora nada. Intenta salir con vida lo más rápido que puedas.

Sigo sus palabras, empiezo a moverme. Esquivando a la multitud intento dirigirme a la salida, que para mi desgracia está desbordada de personas desesperadas por salir.

–Debo buscar otra salida –pienso para mí mismo, buscando a mi alrededor otra posible puerta, y de paso, fijándome en Red, si es que logro encontrarla por ahí.

Me percato de dos mujeres corriendo hacia lo que parece ser un pasillo.

–Bailarinas, claro. Deben conocer el lugar de memoria y tendrán otra forma de escapar.

Decidido a seguir sus rastros, apuro el paso para no perderlas de vista, pero mi idea se ve interrumpida por un pequeño incidente en el medio. De repente, un fuerte golpe estrella mi cuerpo, haciéndome volar un par de metros contra la pared del bar.

Mi espalda entumecida por el impacto, causa un hormigueo molesto y doloroso por todo mi cuerpo. Me doy unos segundos para quejarme del dolor, pero al recordar a dónde estoy y lo que pasó, reacciono al instante. Intento levantarme inmediatamente del suelo, pero un enorme brazo me atrapa por debajo de mi garganta, acorralándome en el rincón donde había caído.