Capítulo 22

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[ Zane ]

De entrada a la oficina me topo con Ryan que viene de salida.

–¡Ey viejo! –exclama sorprendido.

–Perdón, perdón.

–Llegas justo a tiempo.

–¿Cerrando la oficina?

–No pensaba esperar más tiempo –dice indignado.

–¿Ibas a dejarme?

–Sabías donde encontrarme.

–Pero que gentil –opino, mientras me dirijo a su auto sin permiso alguno.

Termina de cerrar y se suma a mi lado, manejando hasta las carreras.

Esta noche iremos juntos, él insistió que debía ver lo que ocurría y que había más cosas para hablar. Por mi parte también averigüé bastante sobre el burdel misterioso.

Cuando llegamos Ryan estaciona a una cuadra de distancia. Con sus binoculares observa lo que sucede a lo lejos.

–¿Anoche averiguaste algo en el burdel?

–No pasó nada fuera de lo normal –admito, intentando ignorar en lo que mi mente verdaderamente estaba concentrada; Red–. Pero sí termine de confirmar lo que sospechábamos, ese lugar es de Kerem. Todo lo que se trafica ahí es exclusivamente de sus negocios, y estoy muy seguro que el dueño debe tener algún tipo de trato o convenio con el maldito.

–Ajam... –emite un pequeño sonido con su garganta.

–Y Max no volvió a aparecer por allí –agrego antes de olvidarlo.

–Tiene sentido –dice pensando y uniendo un poco las piezas.

–¿Y tú?

Voltea para observar mi rostro mientras estira su brazo hacía mí, entregándome sus binoculares.

–Al parecer nuestro amiguito está dedicándose más exhaustivamente a la venta de pasta. Hasta ahora siempre la misma camioneta, los movimientos más raros son alrededor de eso. Cómo siempre observamos, misma hora, mismos movimientos, mismo personal. Obviamente él no hace el trabajo duro, sólo se dedica a las mujeres mientras que los demás venden por él.

Mientras escucho cada palabra, mis ojos buscan lo que menciona. La camioneta está allí tal y como dijo. Los muchachos se dispersan en distintos sectores del lugar ofreciendo su mierda.

–Sería tan fácil arrebatarle todo eso –comento al sorprenderme de lo estúpido e idiota que puede llegar a ser Max Kaya. Un solo hombre cuidando el cargamento.

–¿Tú también lo notaste? ¿Qué clase de imbécil se descuida así? No me sorprendería si algún día le faltasen unos muchos kilos.

–Se confía demasiado por el ridículo poder que lleva su apellido. Lamentablemente no podemos quitarle nada. Sólo alteraría las cosas y Kerem se enteraría de nuestra llegada.

–Seguí por dos días seguidos a la camioneta, antes de llegar y luego al salir. No se preocupan ni siquiera en intentar ocultar donde guardan todo. En cuestión de segundos podríamos tenerlos tras las rejas a todos.

–Pero no vinimos por ellos, sino por el pez grande.

–Y por eso no podemos hacerlo –admite de mala gana.

–¿Entonces qué? ¿De qué carajos nos sirve todo esto? No veo nada importante aquí más que Max trabajando para su padre

Indignado devuelvo sus binoculares, pero sus manos me detienen y vuelven a traerlo hacia mi cuerpo.

–Espera. Ahora viene la mejor parte.

–¿Qué parte?

–Parece que hay un pequeño problema de intereses por aquí.

–¿Porque lo dices?

–Por lo que investigué y tengo entendido, el lugar está dominado por Solotov, ¿lo recuerdas?

–Claro que sí, el segundo pez gordo.

–Así es. Solotov es quién se encarga de repartir la pasta en las carreras, por lo que supuestamente no habría lugar para el mercado de los Kaya. Si esto fuera cierto, sería muy lógico...

–La división del mercado –interrumpo al verme iluminado con sus palabras–. Los dos lugares con más demanda de la ciudad, uno para cada uno.

–Entonces...

–Si Max vino a vender aquí...

–Es cuestión de tiempo que...

–Solotov convoque a Kerem.

–Exacto.

Sonreímos entendiéndonos a la perfección, como el par de idiotas que somos luego de haber trabajado por años juntos.

–Entonces...

–Debemos esperar y solitos nos llevarán a ellos.

–Esto es demasiado bueno –impresionado sigo mirando lo que sucede a la distancia–. ¿Y qué me dices del lugar donde guardan todo? –cuestiono al recordar lo que me contó sobre la camioneta.

–Absolutamente nada. Debe ser un depósito o algo así.

–Iré a revisar.

–Pero es muy extraño o Max enserio es muy estúpido. No vi ni un guardia de seguridad o alguna cámara escondida, ni siquiera se molestaron en disimular u ocultar a dónde se dirigían.

–Entonces no encontraremos a Kerem por ahí. Su hijo puede ser descuidado, pero este hombre jamás se expondría así.

–Es lo que pensé por eso no le di mucha importancia.

–Igual me dedicaré a investigar el lugar.

–A las dos, dos y media aproximadamente la camioneta arranca y se va.

–¿Tan temprano?

–Así es. Cuando se vaya, los seguimos juntos.

–Bien. ¿Nunca supimos sobre Max en ese incidente del otro día?

–Sabía que lo recordarías –sonríe engreídamente–. Si te refieres por los ingresos de hospitales no hubo nada, pero mejor busca en el brazo de nuestro amigo.

A pesar de la distancia, intento observar más allá de sus ridículos tatuajes.

–Maldito, estuvo ahí.

–Claramente.

–¿Pero por qué carajos esa cicatriz? De un extremo a otro.

–Una bala no fue.

–Un cuchillo sí.

–¿Pero porque en el brazo?

–Cómo en defensa propia –agrego mientras con mi brazo simulo el posible gesto de asfixia desde mi espalda.

–Encaja a la perfección.


Mardi Grass || TERMINADA || +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora