Capítulo 19

37 2 0
                                    

[ Zane ]

Saliendo del burdel me dirijo a casa.

Para despejarme tomo un baño y me dedico a pintar un tiempo, pero a pesar de mis intentos, se me hace imposible despejar a Red de mi cabeza.

No entiendo porque tanta desesperación, tanta locura por ella. No puedo apartarla ni un segundo de mis pensamientos. Hasta tal punto que, mientras trabajaba en aquel lugar, observando a mi alrededor se me vino a la mente imágenes de cómo se vería Red haciendo esos tipos de bailes. De verdad moriría en ese mismo instante. Pensar en ella me hace erizar la piel, pero imaginarla así causa mucho revuelo por aquí abajo.

De todas formas, no estoy seguro de poder soportar la idea de que otros hombres también puedan apreciarla así. No tengo idea de cómo harán las parejas de aquellas mujeres que trabajan en esos bares, pero desde mi más sincero aprecio, los admiro, porque sé que yo no podría hacerlo.

Sentado en medio de la sala, observo un cuadro que dejé en pausa hace un tiempo. Me lo traje de California con la ilusión de poder terminarlo de una vez, pues en esos momentos carecía de la inspiración que el cuadro demanda, pero creo que aquí estoy volviendo a encontrar un poco de lo que necesito. No veo nada claro aún, sólo a una dama, fina, delicada, y muchos colores.

Aun luchando por sacarla de mi cabeza, no logro hacerlo, y decido cediendo a mis deseos profundos, arriesgarme enviándole un mensaje, que para mí sorprender, ella contesta al instante.

Aceptó venir y está en camino.

Rápidamente me cambio, acomodo un poco el cuarto y coloco un vino en el refrigerador, para que pueda enfriarse mientras tanto. Pero fueron menos de diez minutos los que demoré para que el timbre ya esté sonando.

Guau. Qué rápido.

Sorprendido me acerco a la puerta de entrada, sospechando que realmente no se tratara de ella.

Abro ligeramente la madera, y entre el pequeño hueco disponible confirmo que es Red.

–¡Ey! Adelan... –pero mi boca, a medio terminar, se ve interrumpida por sus labios, quienes de un beso callan mis palabras.

Desesperada toma mi rostro regalándome una grata sorpresa, y con sus labios bailando en los míos me empuja hacia atrás, al interior del pasillo. Ella cierra la puerta con su pierna de una patada, sin perder otro segundo en un acto insignificante.

–Está bien, directo al grano –pienso para mis adentros.

Sigo sus movimientos, mis manos rodeando su cintura, atrayéndola más a mí.

Sus pechos, duros y ansiosos, puedo sentirlos como si estuvieran apuñalándome.

Esta mujer está encendida.

Sus manos viajan de mi cuello hacia mis hombros. De un empujón me pega a la pared del estrecho corredor. Sin esperar permiso alguno, toma mi remera y la saca de un movimiento rápido.

Todavía en el intento de procesar la situación solamente la observo y entrego mi cuerpo a su merced.

–Red –digo, entre el pequeño respiro que le da a mis labios.

–Shh –susurra sobre mis labios– No hay tiempo para hablar.

Sus labios vuelven a chocar contra los míos, y su boca busca desesperada mi lengua. Sus manos luchan contra el cinturón de mi pantalón, lo desprende igual que a mis jeans.

De un tirón los arroja al suelo. Su boca empieza a bajar dejando un recorrido de besos por mi cuello, pecho y abdominales. Cuando de rodillas en el suelo, llega a mis abdominales bajos, con sus dedos sigue la forma de mi "V".

Mardi Grass || TERMINADA || +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora