Capítulo 31

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[ Zane ]

-¡Ey! Me costó encontrar la ubicación-. Me dirijo a Ryan, quién en un rincón observa las carreras.

-Nunca te lo hubieras imaginado ¿verdad?

-Nunca.

Vino a un edificio totalmente nuevo y hermoso. Lujoso y demasiado caro según lo que aparenta. No pregunten cómo, pero consiguió una habitación dónde se ve precisamente toda la vista de las carreras. Está cómo a unas dos cuadras de distancia, pero él con su juguete puede llegar a ver con detalles lo que sucede.

-¿Y qué tienes?

-Ven viejo, no puedes perderte esto.

-¿Qué cosa?

-No sé quién carajos es, pero va corriendo una diez veces -me entrega sus binoculares-. No perdió nunca.

-Debe reunir buena propina-. Observo como la multitud amontonada produce un gran escándalo con su llegada.

Bruscamente me los quita. -¡Uh! Mira, ahí correrá de nuevo -desesperado me obliga a mirar nuevamente-. Sólo espéralo,

-¿Por esto me llamaste Ryan? -cuestiono, incrédulo de que esta sea la máxima preocupación.

-Hoy apareció Solotov. Tuvo un pequeño encuentro con Max, me pareció más un ultimátum que una charla.

-Bien, que se maten entre ellos.

Antes de enfocar mi vista en las carreras otra vez, mi teléfono empieza a sonar en mi bolsillo.

-¿Escuchas eso?

-¿Qué cosa?

-La notificación de sexo sexo sexo -imita al canto de una hinchada desesperada.

Poniendo mis ojos en blanco, agarro el móvil y abro el mensaje que me llegó.

-¿Nos vemos? -Red.

Inconsciente sonrío.

-¿Ves? -golpea brutamente mi brazo.

-Cállate idiota.

-Dame eso sino verás nada -me quita los binoculares.

-¿En mi casa en veinte minutos? -respondo su mensaje.

-Está bien, pero estoy a pie. ¿Me buscas?

-Claro.

-Te mando la ubicación.

-Ahora si -interrumpe Ryan- ¡Mira!

-A ver... -le arrebato la porquería de sus manos-. Dame esto que ya me tienes harto.

Echo un vistazo a lo que me contó. Un mercedes negro se posiciona en la marca de partida. Después de la segunda indicación, se ve cómo empieza a quemar llantas y en la tercera sale a toda velocidad llevándose por delante al mundo entero. Le sacó cómo tres autos de diferencia al otro vehículo antes de doblar en la esquina dónde desaparece por completo.

-Es impresionante cómo maneja viejo. ¿Te la imaginas trabajando con nosotros en esas persecuciones malditas? No se le pasaría una.

Yo sólo miro y espero que vuelva a aparecer. Él está muy feliz y emocionado cómo si estuviera presenciando rápido y furioso en primera plana.

-Parece muy bueno.

-Buena -me corrige, acentuando la última letra de mi última palabra.

-¿Qué?

-Es buena. Es una mujer.

-Con razón tanta obsesión -pienso para mí mismo, pero aún sin creerlo, espero su llegada.

-Te lo juro, ya lo verás.

El ruido de los motores acercándose se escuchan hasta acá, por el gran eco que produce el callejón.

-¡Ese es! -exclama al reconocerla con sólo sus oídos. De verdad está obsesionado.

El auto vuelve a aparecer en un callejón a dos cuadras de la meta, y no hay señales del competidor. Cuando pasa a toda velocidad la línea de llegada, recién se ve al otro auto doblando.

-No pude ver hacía dentro del auto, así que no pude confirmarlo.

-Yo la vi entrar. Es una mujer, te lo juro.

-Está bien tranquilo, te creo.

-Espera a que se baje.

-Debo irme -confirmo mirando la hora de mi reloj-. Pero sí, es muy buena, bueno, cómo sea.

-¿Dónde vas? -le sonrío-. Idiota. Mejor me quedo con mi mujer todo terreno.

-Procura que no te peguen un tiro en medio de la frente por distraerte tanto.

Así es cómo salgo y voy a la dirección dónde me dijo Red que estaría.


Mardi Grass || TERMINADA || +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora