Capítulo 38

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[ Red ]

–Es ella o nosotras Peige –determino como ultimatúm.

–Vete Red–. Vuelve a sus intentos de sacarla, pero ni siquiera puede moverla un centímetro. Es muy pesada para su pequeño cuerpo.

No pierdo segundos en pensar. Sé que no podría perdonármelo si dejo a Peige aquí.

–¡Mierda Peige! –maldigo su obstinación, sabiendo a la perfección que me arrepentiré por escucharla. 

Salgo de la camioneta y reviso si hay alguien acercándose. No hay persona cerca, pero es sólo cuestión de segundos para que alguien llegue.

–Dame eso. Tú encárgate de la pasta–. La empujo fuera de la camioneta y reemplazo su lugar moviendo el cuerpo de la mujer.

–Está bien –cede, al fin.

A duras penas logro arrastrar a la mujer hasta afuera. Una vez en el borde de la camioneta la cargo en mis hombros y la llevo hasta detrás de una pared.

Es impresionante lo pesado que es un cuerpo cuando no tiene control en sí mismo, y más si hablamos de cargarlo con unos tacones de unos veinte centímetros de alto.

A pesar de todo, logro dejarla en un rincón dónde puede quedar perfectamente escondida hasta que regresemos por ella. Volteo para ver como va Peige, y me doy con que el escándalo de la carrera se disipó y los amigos de Max vienen en camino.

Mierda.

–¡Peige! –susurro– ¡Trae lo que pudiste cargar y vámonos!

Tomo un bolso y corro rápidamente hacia el auto.

–¡Espera! ¡Sólo me faltan dos bolsos!–grita ella, intentando cubrirlo todo.

–Ya está Peige, ven igual.

–Sólo son dos bolsos.

–¡Mierda Peige! –maldigo, arrojando la carga en el maletero–. ¡¿Algún día me harás caso?!

Sé que nos estamos arriesgando demasiado y no llegaremos con el tiempo.

–Deja eso, ven al auto–insisto. Rodeo el vehículo y me introduzco en él, preparándome para arrancar apenas ella llegue, pero la mujer terca siempre ganará la batalla.

–¡Espera! Si lograré hacerlo.

–¡Ven ya, maldita sea!

Sin hacer caso, cómo los últimos cinco minutos que transcurrieron, toma los dos bolsos restantes de la camioneta y corre hasta aquí.

–¡¿Cuándo carajos me harás caso Peige?! Mierda. Mierda. Mierda –golpeo el volante, desquitándome de mi enojo.

Levanto la vista al retrovisor central. Los matones de Max se dieron cuenta que algo va mal y corren hacia aquí. Peige que está a mitad de camino, avanza desesperadamente al auto.

Vamos Peige, ¡rápido! ¡rápido!

Me estiro sobre el asiento del acompañante, abro la puerta y dejo listo el camino para que apenas llegué salté al interior.

–¡¿Por qué carajos demoran tanto?! –la voz de Beau vuelve a revivir–. Ya deberían estar en camino a VIP. 

Pero demasiado nerviosa decido ignorar a Beau.

–¡Red! ¡¿Estás ahí?! Contesta maldita sea –insiste– ¡Red!

Hasta que mi paciencia termina por estallar con su insistencia.

–¡¿Red qué están...

–¡Cállate! –grito totalmente sacada de quicio.

Peige logra llegar, pero nos dejó pinchando clavos con el tiempo. Tira los bolsos con toda su fuerza en el asiento del auto, y apenas veo uno de sus pies dentro arranco sin pensarlo.

Mardi Grass || TERMINADA || +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora