Capítulo 86

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[ Black ]

─¡Ey viejo! ─grita Ryan, y de un fuerte portazo entra a la habitación. Prende la luz dejándome completamente ciego─. ¿Sigues durmiendo?

Aprieto mis ojos, mientras mis manos buscan una almohada para cubrir mi rostro de la luz cegadora.

─¿Ahora qué? ─pregunto al borde de la crisis.

─Es hora.

─No puede ser.

─Lo es. Levántate ya.

─Ve tú ─suplico.

─Debes ir, es el trabajo idiota.

─Idiota tus pelotas ─de un fuerte impulso lanzo la almohada a su dirección.

─No es decisión mía imbécil. Digamos que no pagaron por una habitación en un hotel con todos los lujos que puedas imaginarte para que te quedes aquí durmiendo. Te quieren allá por algo Black.

─Diles que estoy descompuesto y te robas la atención.

─¿Por qué querría robarme la atención?

─Te encanta tener toda la atención.

─No es cierto.

─Como digas...

─Imbécil ─susurra bajo y recibe la segunda almohada que le lancé─. Ahora muévete.

─Sabes que no deberíamos estar nosotros ahí, ¿verdad?

Volteo la mirada hacia su dirección. Él, confundido, procesa lo que pregunté.

─¿De qué hablas?

─Ella debería estar aquí Ryan. Ella logró atraparlo, nosotros no hicimos nada, sólo seguimos sus migajas.

Su rostro un poco enfurecido solo asiente, sin decir una palabra al respecto.

─¿Vas a enojarte conmigo por decir la verdad?

─Te veo abajo ─dice cortando de raíz la situación. De un portazo sale de la habitación.

¿Acaso estoy equivocado o dije algo que no era cierto? Si alguien merece un reconocimiento, una cena, una celebración es ella. Nadie más. Ni yo, ni Ryan, ni otra persona. Entiendo que hicimos nuestro trabajo yendo a rescatarla, pero ella fue el maldito cerebro de todo, y no sólo el maldito cerebro. Ella puso todo, su mente, su cuerpo, sus amigas. Lo consiguió por mérito propio y ahora, tener que vestir elegante, salir a responder interrogantes, fingir una sonrisa y recibir felicitaciones, no es algo que quiera hacer. Siento que esta vez no lo merezco.

De mala gana me siento en la cama a observar el enorme ventanal que roba toda mi atención. El hotel tiene una de las mejores vistas de la ciudad, eso no puedo negarlo. El día está nublado, un poco frío para la temperatura que acostumbra a hacer en la ciudad. Es perfecto para estar en casa, con una taza caliente y una manta suave. O tal vez para unas películas o un lindo libro.

Perfecto para sus brazos, sus manos. Ideal para dormir pegados, sintiendo nuestros cuerpos.

El día grita el nombre de Red en todos los sentidos existentes. Ella está en todos lados, jamás pudo irse.

Miro el lugar que me rodea, la habitación en la que estoy. Extraño su desorden, su locura. Extraño tropezar con sus prendas en el suelo, encontrar su ropa interior colgada en el baño o sus zapatos escondidos en el rincón de la entrada. Extraño lo ruidosa que era, su risa graciosa, sus gritos de enojo. Extraño enojarme con ella, reprocharle su maldita manía de dejar todo tirado. Extraño el desorden de su vida. Extraño el remolino y los temblores que causaba en mi rutina, en mis días.

Mardi Grass || TERMINADA || +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora