Capítulo 51

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[ Red ]

–El macho alfa de la manada de idiotas –exclamó mientras aparezco de en medio de la oscuridad.

Esta vez mis botas son bajas. Admito que extraño el poder sensual que me daban esos tacos aquella vez.

–La zorra de las perras falderas.

La zorra de las perras falderas. Creo que algo está mal en esa frase idiota.

–Que caballero –exclamo en voz alta mientras observo lo repugnante que es.

Sus ojos suben y bajan mientras su lengua juega en su rostro. A veces pienso si sólo actúa su parte carnívora o de verdad es así.

–¿Dónde está lo que me corresponde?–. Me detengo a diez metros de él.

–¿Dónde está todo lo que me corresponde a mí?–. Levanto mis brazos mostrándole lo que mis manos cargan. –Eso no es todo.

–Guau me sorprendes, en verdad eras muy inteligente–. Mi tono sarcástico lo hace poner muy histérico y a mí me encanta. Su nariz se ensancha y su pecho se infla tomando una gran bocanada de aire.

–Red, ¿me escuchas?–. La voz de Ryan me recuerda el pequeño audífono que me dio al salir de la casa.

Cierto que seguía órdenes.

Con mi cabeza hago un leve movimiento hacia el costado, cómo corriendo mi cabello para mi hombro en forma de señal.

–Entendí. Consigue el trato antes de darle algo.

–Trae lo que me pertenece muñequita.

–Antes de eso, ¿pensaste mi propuesta?

–No entiendo porque quieres entregarte de esa manera. Sabes que si voy a por ti directamente será muy fácil.

–¿Entonces qué te impide aceptarlo, si es tan fácil para ti?

–Nada me lo impide.

–Entonces tenemos un trato.

–Tenemos un trato. Ahora mis cosas –exige.

–Bien lo conseguiste, entrégaselo –susurra Ryan. 

Siguiendo órdenes me acerco unos cuantos pasos, hasta que mi picardía puede más que mi sumisión.

–Quiero verla –exijo.

–Lo que me pertenece primero.

–Estás viendo lo que te pertenece, ahora yo quiero ver lo que a mi me interesa.

–Deja de dar vueltas.

–Tráela ya mismo, sino no hay intercambio.

Pensando unos minutos termina cediendo. Revolea sus ojos y ordena a sus hombres con un solo gesto de manos. Uno de ellos se acercan al vehículo de atrás y tomándola del interior, la cuelgan en sus hombros cómo una bolsa insignificante. La acercan hasta unos metros detrás de Max donde la bajan al suelo, pero aun sujetándola, sino su cuerpo inconsciente no podría estar de pie.

Está dormida, drogada, o muerta si hablamos de un caso extremo.

–¡¿Qué mierda le hiciste?!

–No quería cooperar –ríe maliciosamente.

La observo detenidamente y espero la señal. Su pecho se infla levemente y vuelve a desinflarse. Está viva.

De un fuerte impulso, lanzo los bolsos hacía sus pies.

–Revisa eso –le indica a sus muchachos.

–Dámela –exijo.

–¿Dónde está lo demás?

Mardi Grass || TERMINADA || +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora