Capítulo 83

321 57 11
                                    

-… verdad? – Miro de reojo a quien acababa de decir eso, deteniéndose a duras penas de decir algo de lo que posiblemente se arrepentiría.

Si alguien más tiraba otro comentario sugerente o inapropiado de la dama que, por los momentos, lo estaba ayudando en la cocina en lugar de intentar sacarlo como espero, iba a ocurrir algo no muy lindo. No muchos estaban de acuerdo en dejarlo cocinar, en especial los chefs, algo acerca de que los dejaba sin trabajo. Patrañas. Ni que estuviera cocinando todos los días, mucho menos para todas las bocas que habitaban en este lugar. 

Solo estaba haciendo una merienda, realmente. No era tanto una excusa para comer algo que conocía, sabía bien, y no era algo súper complejo que no sabía degustar o apreciar apropiadamente, sino…

-… es linda, aunque nunca creí que se iría por los pechos grandes-¡Yikes!

Con una o dos personas estaba bien. Al menos había aprendido a tolerar su presencia. Indeseada, porque quería estar solo por un rato por el amor de Dios. No era que lo diría en voz alta, claro. ¿Ahora también tenía que lidiar con fisgones?, eso no estaba en sus planes. Mucho menos si seguían molestándolo con esa clase de comentarios.

- ¿Decimo…? – Era una verdadera lástima perder un buen y fiel cuchillo en estas cosas. Bueno, por suerte había más de uno. El más grande debería de bastar…

Supondría que era el brillo del nuevo cuchillo. Tal vez era solo que acababan de terminar de procesar que lo que paso a milímetros de sus cabezas hizo un corte improvisado de pelo. No les caía mal, sinceramente. ¿No les molestaría si también les rebajaba un poco del otro lado?, Takeshi sería mejor en el trabajo, pero ya que no estaba aquí…

Una mano en el hombro lo detuvo de tomar la decisión. Le dio mala cara a la dueña. No sabía cómo no los había oído, o como no se había molestado. Estaba bastante seguro de que si le decía algo similar, o solo que tenía pechos grandes, una cachetada seria lo primero que recibiría. Aparte de eso, no estaba feliz con ella. ¿Qué parte de que quería estar solo nadie entendía?

Si corto con más fuerza de la necesaria la carne nadie dijo nada. Menos mal, porque de seguro hubiera lanzado el cuchillo a sus caras antes de tomar la decisión de hacerlo. 

- ¿Que te tiene de mal genio Tsu? – La nueva voz fue toda una sorpresa.

Fue en este punto en que se dio cuenta que había hecho pedacitos la carne de cerdo que debería de haber hecho solo tiras. Tardíamente, mientras procesaba lo que había pasado con la carne que tanto le había costado tomar porque los cocineros no se la querían dar por solo Dios sabe que, noto que todo estaba muy callado. Ah, y también se habían llevado el cuchillo que había lanzado. Atravesó la pared finamente. Fue un buen cuchillo, ¿tal vez aún era utilizable?

- A ver, respira profundo y mírame. – Ni que fuera un animal rabioso. Que exagerado. – Tsu, míra… me… - Este también fue un buen cuchillo. Un muy buen cuchillo. ¿De qué marca eran?

- Tráeme algo que cortar. – O mejor aún: - Un blanco sería mejor. – O haría uno. No pasaba nada. 

- Solo si me dices que te puso de tan mal humor. – Unas cuantas cosas. Unas que nadie parecía entender. No creía que papá tampoco las entendiera. – Asustaste a media cocina, y ya te querían-

- No lo hacen. – Ya el cerdo estaba irreconocible. Haría arroz chino entonces. Que más. Las verduras también las dejaría irreconocible así que lo que hiciera sería raro. Igual se lo iba a comer. – Un rato a solas, o lo más solo que se puede estar en este ******* lugar, haciendo algo relajante, ¿cuesta entender? - ¿Cuál de los dos cuchillos agarraba?, mejor aún: ¿en dónde se guardaban las cebollas otra vez?, este lugar era un laberinto.

Family of the PastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora