Capítulo 73

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- Donde estas Tsu, donde estas… - No se había escondido en su cuarto, ni en el jardín, ni en su estudio. No creía que estuviera en su oficina, pero nunca estaba demás revisar. 

Estaba increíblemente contento, ¿la razón?, ahora sabía que Tsu de verdad lo quería aquí. Detrás de todo lo malo, Tsu en verdad los quería allí. Estaba simplemente contento con saber que ambos Tsu lo querían allí, incluso si lo insultaban o si se jugaban con él. Estaba bien que una cara estuviera bien contigo y te dijera que le alegraba que estuvieras allí. Pero que la otra te insultara daba que pensar. Si una te quería y la otra no… 

- Bingo. – Murmuro para si con una mueca. Esto tampoco se lo espero.

Primero curación, signos de la llama del sol. Ahora ilusión, que sería llama de la niebla. Tsu solo tenía llamas del cielo, así que estas anormalidades le daban que pensar. ¿Sus llamas habían mutado o había ocurrido una adaptación allí?, en cualquiera de los casos ninguna era natural. En las pruebas no salía nada raro, seguían los mismos resultados. ¿Eso quería decir que estas anormalidades venían deshace mucho y no se dio cuenta?

No mentiría en decir que no era ventajoso, pero nada venia de a gratis, en especial algo así. Las llamas de la última voluntad eran únicas para cada persona, pero los tipos eran los mismos así tuvieran derivados. Tsu era cielo de armonía, eso no había cambiado, así que… Bueno, como sea, no era una prioridad por el momento. De cualquier modo, era cuestión de pruebas, análisis e hipótesis. No tenían tiempo para esas cosas ahora. Por todo lo que sabía, podría ser algo resultante de la doble personalidad. Si es que era doble, porque si había otra… 

Y todo tenía tiempo, por desgracia. Tsu tenía tiempo haciendo estas cosas, lo cual no estaba ayudando. La pregunta de: “¿desde cuándo?” resonaba con fuerza, curiosidad en alto. No era prioridad, no ahora.

- Excelente Tsu, excelente. – Y en tercer puesto: había congelado la puerta y de paso también la ventana.

Esto era nuevo, pensó para si con una mueca. Aparentemente cerrar las puertas con llave ya no era suficiente. ¿Siquiera uso las llaves?, tenía el presentimiento que no. Si iba a congelar las entradas, ¿para qué rayos necesitaba cerrar nada con llave?

- Increíble. – Hasta la entrada secreta la había congelado. Esto ya era ser paranoico. Le había enseñado bien y eso venía a morderle el trasero justo ahora.

Tendría que poner una nueva regla, una que decía que sus estudiantes no podían usar sus enseñanzas en su contra a menos que tuvieran la autorización para hacerlo. Santo Dios, no podía creer esto y no debería de encontrarlo divertido. Bueno, ya que las entradas estaban bloqueadas, todas, eso significaba que tendría que hacer una-¿Uh?

- ¿Primo? – Era eso o estaba alucinando. Prefería la primera.

- Esta congelando todo. – Fue dicho deliberadamente. El fantasma de Giotto Vongola no le daba buena espina con lo serio que estaba. – Corres el riesgo de entrar en el campo de congelación si entras. 

- Me sacara después. – Seria incómodo y molesto, pero Tsu no lo dejaría allí por mucho tiempo. - ¿Por qué? – Y, de hecho: - No creo que solo hayas aparecido a decirme eso. – Seria demasiado bueno para ser verdad.

- No vine por ti. – Ah. Excelente. – Congela todo y se encierra, lo alteraste mucho. – Esto fue una acusación sin filo. Una observación dirían muchos. 

- No busque alterarlo. – Pero se enojó, ¿qué podía hacer?, ni siquiera le busco pelea.  – Vengo a tratar de arreglar las cosas, sé que no quiere verme. – A nadie.

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