Capítulo 59

582 75 7
                                    

Si alguien le hubiera preguntado a Tsuna como se sentiría ver a su familia, o una parte de ella, sentados en una mesa, juntos, por x razón y que no hubiera un solo desastre... hubiera dicho que sería un sueño que era imposible que se hiciera realidad. Caos, horrible y sin censura, era el segundo nombre de toda su familia. Algo siempre volaba en miles de pedazos, o terminaba lleno de balas o cualquier otra cosa que lo dejara irreconocible, muchas veces sin una buena razón. Otras ni siquiera tenían una. Así que, para bien o para mal, aún tenía un escalofrió cada vez que entraba en algún lugar y había al menos dos de sus guardianes juntos de forma pacífica. Simplemente no se acostumbraba, por más que lo viera no se podía acostumbrar.

No ayudaba que, en lugar de tranquilizarse o sentirse feliz, sentía nervios. Ese tipo de nervios que le gritaban que no se dejara engañar y que no se atreviera a bajar la guardia porque solo era cuestión de tiempo antes que algo estallara. Unido a eso, por supuesto, estaba la voz imposible de ignorar que decía que algo no estaba bien y que estas personas no eran su familia. Tal vez ya más que se había hecho la idea de que era imposible pasar más de 5 minutos con alguien de su familia sin que algo hiciera "boom" por x, y, o z.

- Buenos días Tsuna-sama. - En lugar de que el saludo fuera tranquilizador, lo inquietaba aún más.

- Buenos días chicos. - No ayudaba, en nada positivo, el hombre que estaba justo detrás de él y se reía por lo bajo. - Reborn... - Se quejó con los dientes apretados, sin realmente estar molesto.

- Es que siempre te da incomodidad, ¿no era que querías mas paz? - No tenía porque reírse. No podía culparlo, suponía. En algo tenía que sacar su dosis de diversión.

- Si. - Labios apretados en una línea delgada. - Pero tire eso por perdido el día en el que apareciste frente a mi puerta. - Sonaría cruel, pero era la verdad y más bien eso solo hizo reír mas al mejor asesino a sueldo del mundo. - Lo quiera o no, se me hace extraño toda la paz y tranquilidad, te digo que más bien me hace preocuparme... - Ya debía de sonar como un disco rayado: - ¿Seguro y no están enfermos?

- Muy seguro. - Para Reborn esto era parte de la rutina. No le iba a decir la verdad completa, pero podía soltar: - Tan pronto estés lo suficientemente bien como para no morirte de un infarto destruirán media mansión en menos de 5 minutos. - O menos.

Funciono de maravilla, para satisfacción de Reborn y la vergüenza y pena de los otros que protestaban débilmente. Tsuna se había girado para darle la cara más irritada y conocedora que podía dar sin estar unido al "no puedo hacer más que ver y callar". El último, el sentimiento usual de no poder hacer más que aguantar y tener que tragarse lo demás que no era bonito, era común de ver cuando algo explotaba a gran escala. Era como si Tsuna se hubiera chupado un limón. Exasperante, agotador, y la mitad del tiempo divertido. Ese era la forma que recordaba que Tsuna tomaba los destrozos... siendo adulto.

- Lo hacen y los golpeo en las joyas familiares. - Alguien escupió el té que bebía y se ahogó. Los demás se miraron sin saber si eso era broma o no. - No pienso limpiar ningún desastre ni hacer el papeleo, por más preocupado que este eso no quiere decir que tienen que destrozar todo a su paso como animales. - Y aun no estaba insultado como tal. Éxito. - Peor aún, esa es la peor celebración habida y por haber, ¿sabes?

- ¿Nadie te ha dicho que te pareces a mi cada vez que haces eso? - La primera parte. Solo en la forma de decirlo. - Pero yo no doy explicaciones en una amenaza.

- No es una amenaza. - Se rio internamente y lo guio a su silla. Vaya mala cara tenia Tsuna. - Todo es simplemente desconcertante. - Manos a las sienes. Oh oh. - A lo mucho se dicen un insulto o dos, mi familia nunca se ha llevado precisamente bien y todos mandan todo al infierno de alguna manera u otra. Incluso Chrome, y es por accidente. - De una manera u otra. - ¿Es que ya les cayó el viejo? - Alguien más se ahogó.

Family of the PastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora