Extra 7: Six Traits of Personality (7/15)

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- ¿Es esto realmente necesario? - La pregunta era más resignada que otra cosa en este punto.

- Sé que parece tonto Tsuna-sama. - Y no era de extrañar porqué, incluso a él le parecía tonto. - Es bastante sencillo, solo tienes que escoger un color. - Shamal le había pedido qué hiciera esto cada mañana, y cada vez que creyera que la actitud de su jefe había cambiado.

Tenía sus instrucciones. Eran simples, y aunque tenía sus dudas podía ver de dónde su mentor había sacado está idea y a dónde quería llegar.

- ¿Crees que pueda quedarme un poco más en ya sabes dónde? - ¿Ah? - Olvídalo, Akane debe estar esperándome... - Si tan solo supiera no se preocuparía mucho por esa parte.

- Solo ve allá, ¿quieres a alguien en específico? - Había pasado la noche con Reborn y Bianchi. Era tonto creer que eso bastaría, ¿no es así? - ¿Ya comió algo Tsuna-sama? - Y también era tonto creer que no iba a desquitarse con algo más tarde.

- Vengo del comedor. - Sin muchas vueltas su jefe eligió el amarillo, aburrido en cierta forma. - Te juro que si le dan a un bebé lo que me están dando jamás se quejaría de la comida. - Si veía las cintas de seguridad y todo lo que hizo, entendería que todo no era más que buscarle la vuelta para que le gustará algo y se lo comiera y no hiciera alguna tontería. Otra vez.

Había sido la persona más quisquillosa de toda la mansión, sin incluir los gustos peculiares. La vez que comió carne cruda de dudosa procedencia (aún no estaban seguros de dónde la sacó) fue una experiencia que nadie, nadie, quería repetir. Una sola vez era más que suficiente, muchas gracias.

- Nadie piensa dejarme ver la pesadilla qué hay detrás, ¿no es así? - Más resignado que otra a este punto.

- Por supuesto que no. - En especial cuando se veía un tanto enfermiso. - Apenas vas volviendo a nosotros, ¿y ya quieres trabajar? - Sabía perfectamente la razón de esto, y todo estaba en una boda que temía que su jefe de verdad fuera a estallar si no la hacía él mismo.

Había rechazado a Takeshi. Y Reborn no había hecho más que confirmar la creencia que iba a rechazar a todos al informar que ni él ni Bianchi tenían nada que ver en el tema.

Quería preguntar porque, porque ni siquiera podían organizarle eso, pero también temía la respuesta a ello.

- No tientes mucho mi paciencia, de verdad no ando de humor. - El tono y la mirada decían más que las palabras. De cualquier forma, su jefe dio medía vuelta y desapareció por el pasillo.

Estaría de un ánimo horrible, porque no lo iban a dejar sin supervisión como de seguro querría estar. El pescado era bueno y todo, pero no suplía todo. No estaba al 100% por más que quisiera vender tal imagen, y los médicos eran los últimos que lo dejarían en paz.

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- ¿No deberías hacer estás cosas en al menos un par de días cariño? - Sabía que no debía interrumpir, pero cuando pidió que vinieran acá no creyó que fuera para meditar.

- No. - Y con Azura. Entrenar y dominar ese estado podía esperar. - Mientras más rápido me familiarice con esto, nos familiaricemos con esto, mejor. Lo último que necesitamos es otro cambio sorpresa y malas reacciones. - Sin abrir los ojos o mirarla, aclaró: - Solo será esto, no haré nada descabellado como todo el mundo y su abuela parece pensar. - Eso es porque no sabes que hiciste y que no antes, Tsunayoshi.

- Un par de días no va a matarte. - Y por fin estaba de vuelta, de verdad, y aparte de que quería pasar tiempo con él... - ¿Qué te parece si hacemos algo...? - En lugar de decirlo, solo aprovecho que no estaba mirando para meter las manos por debajo de la camisa, trazando sutilmente la piel debajo.

Family of the PastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora