Extra 5: Las Nueve Vidas De Un Gato

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-... a doler. - Asintió lentamente a esto, algo dentro de él susurrando que no estaba seguro de que esto fuera una buena idea y que lo mejor sería correr. - Te prometo que nadie se va a reír o a meterse contigo con lo que sea que hagas, ¿si? - La verdad eso no le preocupaba tanto.

Correría, negaría, si algo más fuerte no le asegurara que huir era algo imposible. Algo que le aseguraba con suma franqueza y tristeza que no había escape, que sin importar cuánto lo intentara no podría escapar. No era siquiera una opción. Era tanto así que no lo dudaba, algo tan cierto como el cielo era azul, como Reborn-chan era linda y suave como un caramelo. No sabía cómo, porque, o siquiera cuándo o dónde, pero no lo cuestionaba.

- ¿Listo? - Un camaleón verde brillo y se transformó en una pistola luego de darle una lamida en la mejilla y sonreirle. Eso lo hubiera hecho sentir mejor si no se sintiera tal y como cuando aquellas personas habian entrado y todo se habia vuelto rojo y negro...

Las personas reunidas allí, sus tíos y sus amigos, alguno de ellos porque no todos habían llegado, solo hacían que la opresión en su pecho creciera, al igual que las ganas de llorar y correr, a pesar de que sabia que tal cosa seria completamente inutil, sin saber porque. Al final, en contra de sus sentimientos que no podía entender, asintió y sonrió.

Era papá, era su familia, si decían que esto era necesario y que no habría dolor entonces debía ser verdad. No le había mentido antes, aunque cierta parte de sí aseguraba que si lo hacían más no era algo malo que lo hicieran. No entendía, no entendía porque se sentía así ahora. Sus tíos no le mentirían, sus amigos tampoco, mucho menos pa-¡Bam!

Dolia. Dolia. ¿Por qué dolía tanto?

No tenía heridas, no había nadie, no había nada. Entonces, ¿por qué dolía tanto?

¿Por qué me ignoran?, ¿por qué se van?

¿Acaso no piensan despedirse?, ¿no van a volver?

Los estoy esperando, ¿no quieren verme?, ¿he hecho algo que les disgustara tanto?

-...yoshi? - Pestañeo varias veces, solo para toparse con caras preocupadas.

Se limitó a sonreír, sin realmente sentirse feliz, y no dijo absolutamente nada. De hecho, por un tiempo no se sintió capaz de hablar o moverse por más que lo quisiera, o por más que se lo pidieran. Estaba muy abrumado como para hacerlo, y al mismo tiempo muy distanciado de su propio cuerpo. Era una experiencia sumamente extraña...

¿Y tenía que pasar por esto varias veces hasta que fuera capaz de dominarlo?

¿Y por qué demonios estaba en interiores, y en el piso?

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-... idea, esa reacción no fue normal. - Papá mató a tío Hayato con la mirada.

- ¿Podemos salir de esto ya? - No estaba entendiendo nada, estaba aburrido, y a este paso Reborn-chan iba a terminar bañandolo a lamidas.

Por más divertido que le resultara a papá y a sus tíos verlo lleno de baba por todos lados, ninguno disfrutaba de que Reborn-chan tratara de morderlos y que lo escondiera de ellos. No veía el problema, la verdad, Reborn-chan era una gatita gigante muy esponjosa, era la perfecta almohada, jamás pasaba frío con ella. Nadie parecía opinar lo mismo, pero Reborn-chan odiaba a todos menos él así que...

Además, mientras más tiempo pasara más tentación de tratar de salirse por la ventana tendría. Lo único que lo detenía era que-¡Bam!

Un lugar grande, sumamente amplio. Vacío, carente de vida.

Family of the PastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora