Extra 7: Six Traits of Personality (2/15)

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Por primera vez en una fiesta ajena, no sabía sentirse feliz o molesto por lo que estaba aconteciendo. Mukuro al menos se estaba riendo con ganas, una copa de vino rojo en sus manos. Al menos alguien estaba encontrando diversión en esto. Por su parte, sentía sumo alivio en no tener que seguir fingiendo una cara bonita ante unos idiotas presentándole a su hija. Y alardeando de ella y todo, como si fuera un trozo de carne. No era el primero ni el último, ni lo sería.

Desgraciadamente papá no estaba en ningún lugar para pedirle ayuda, y Mukuro no iba a ayudarlo a menos que no aguantara mas o intentaran algo más de lo "normal". Mukuro se divertía, no era cruel, pero se divertía y por eso no intervenía. Hubiera preferido a Hayato o Takeshi aquí, si hubiera sabido cuántas personas se le iban a insinuar. De los dos géneros.

¿Acaso tenía pinta de que bateaba para el otro equipo?, no preguntaba porque temía una respuesta positiva por parte de su propia familia. Si eso pasaba no respondería por sus acciones y Hiei estaría feliz de masacrar a quien le dijera tal cosa. Estaría feliz de masacrar a cualquiera, punto.

- ¿Me das un poco? - Lo que pasaba no era su problema, y la verdad no estaba ni seguro de que era lo que los pocos que estaban despiertos estaban viendo.

Ver al anfitrión gritar y golpear al aire solo bajaba más su opinión de todo. Mucho aire, poca acción. Si ni siquiera se daba cuenta de que estaban en una ilusión, no valía la pena en un combate. Debían de haber algunos que sí se daban cuenta, pero igual estaban atrapados, o quizás les valía un colmillo lo que acontecía.

- Kufufufu, ¿acaso quieres comprometer tu racionalidad justo ahora Tsunayoshi? - Igual le tendió una copa, gracias a Dios.

- Lo único comprometido es mi interés. - Ah. Sangre. ¿Asesinato entonces? - ¿Mukuro? - Porque si esto era asesinato, era una mala forma de hacerlo, a menos que tuvieran un blanco en especifico y le dejaran la culpa a alguien mas. Seguía siendo una forma bastante tonta de hacerlo, honestamente.

- Estoy en eso. - Era bueno saberlo, porque:

- No veo nada. - Ignoro la ceja arqueada de su guardián, aun observando a la gente durmiendo de pie y a otra golpeando aire y diciendo cosas ya sea en terror o en ira. - Solo gente haciendo el tonto. - Generalmente sabía y podía ver, cómo podía salir de eso con algo de esfuerzo. Aquí no tenía una opción, así que podría no ser víctima de esto o Mukuro lo estaba protegiendo.

Mukuro siempre lo protegía, pero... ¿por qué le ocultaría algo que creía divertido?, no tenía mucho sentido.

- Ya veo. - Su guardián dejó de sonreír y todo, cambiando por completo de postura. - Será mejor que nos vayamos entonces. - ¿Ah?

Un par de cuerpos cayeron al suelo, y no sabría decir si estaban muertos o no. Estaba seguro de que no volverían a levantarse cuando su guardián apretó suavemente su hombro y desapareció de su vista. Bueno, no le quedaba más que esperar. ¿Por qué tenía que venir a estas cosas otra vez?, ni siquiera podía tomar un aperitivo sin que alguien lo detuviera en él camino así solo fuera para recordarle sobre su existencia. Peor aún, esta invitación fue precisamente para eso. La verdad es que le importaba un colmillo, pero no quería dar un mal mensaje y por una noche no debería pasar nada. O eso creyó.

Al menos esto era más entretenido que oír las cosas bonitas y un tanto exageradas de alguien como si fuera un pez recién pescado para que lo compraran. Akane iba a reírse mucho cuando le contara, incluso si le molestaba. Siempre era así, siempre había alguna proposición que no quería oír. Siempre había alguien que quería que supiera de su existencia. Y siempre había quien quería recordarle que no estaba en la cima del mundo y debía de cuidarse y tenerle respeto a los mayores y todo eso. Siempre. Era un solo-¿uh?

Family of the PastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora