Capítulo 16

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El juego en si no era el mejor del mundo, pero fue muy divertido, al menos para ellos o eso pensaba Tsuna. Por su parte, él no estaba muy feliz que digamos, ¿por qué?, muy simple: la pelota de alguna u otra forma quería brindarle el beso más dulce que era capaz de dar, por así decirlo, ya que eran tan dulces y amorosos que Tsuna estaba seguro que tendría moretones por una semana completa. Era algo bueno que el fuera bueno en ocultar heridas, pero por ahora no tenía que preocuparse por eso... incluso si dolían tanto como para querer dejar de jugar. Gracias a Dios que era tan bueno en decir mentiras luego de tantos años y de que había podido engañar a todos diciendo que no había pasado nada y sacudir el dolor como si nada... Era una verdadera lástima para él no poder esquivarlas o regresarlas sin llamar mucho la atención o delatarse así mismo, era lo que deseaba hacer, cada vez más molesto pero sin dejar de jugar para mantener a sus amigos contentos (a costillas de él). "Oh no otra vez...", no pudo evitar pensar con irritación al ver la pelota ir directo a él como si fuera una moneda a un imán. ¡Blumk!


- Creo que será mejor terminar el juego... - Murmuró Hana sin emoción, esa ya era como la quinta que le daban en ese lugar...


- ¡Juudaime! - Saltó de inmediato la siempre fiel mano derecha a auxiliar a su jefe. - ¡¿Está bien?!


- ¿Estas bien Tsu-kun? - Kyoko si hizo una mueca, pobrecito...


"Respira profundo... no ha pasado nada, en verdad no ha pasado nada...", pensó Tsuna como una mantra, pero la mantra perdió su efecto de tantas veces que había sido utilizada la última hora. En total silencio Tsuna se levantó del suelo como si nada, recogió la bola y... ¡Zas!


- ¡Ya me arte! - La pelota rozó la cabeza del boxeador por meros milímetros, dejando una estela de fuego y un profundo cráter en la arena. - Estoy bien Kyoko-chan. - Le dijo a la chica sonriendo dulcemente como si nada, la ira momentáneamente olvidada.


- Pero- La chica fue cortada por su hermano:


- ¡Extremo! - Y lanzó la bola otra vez, iniciando la siguiente ronda.


Yamamoto saltó para devolver el balón, pero ni siquiera pudo tocarlo. Tanto él como Kyoko se estremecieron, y Gokudera cayó al suelo como un saco de papas, la cara roja y ardiendo y la pelota rebotando inocentemente a su lado hasta detenerse. Viendo esto, las chicas se salieron del juego, los chicos no eran tan inteligentes como ellas al parecer, pero ninguna de las dos podía culpar a Tsuna por su inesperado arranque de ira, pero sin dudas daba miedo. Yamamoto no tuvo tiempo de pedir una pausa siquiera cuando el juego continuó... luego de 5 minutos sin que Tsuna dejara que tocará el balón y de ver al boxeador recibir con los brazos abiertos nuevas decoraciones en su cuerpo (cuando no era capaz de devolverlas), decidió hacer una retirada táctica (llevándose a Gokudera quien aún estaba inconsciente).


Las dos chicas más el beisbolista más el bombardero inconsciente no pudieron más que refugiarse y mirar desde una rendija a ambos monstruos (detrás de la puerta de la cancha), preguntándose qué demonios pasó exactamente para que Tsuna "despertará". Jugaba tan bien que estaba haciendo al boxeador comer el polvo (o la pelota más bien), ninguna se le pasaba, pero si sabía jugar tan bien... ¿por qué no jugo así desde el principio en lugar de recibir pelotazo tras pelotazo?, y no parecía estarse cansando... el boxeador ya era otro tema, el pobre estaba lo suficientemente golpeado ya... En menos de un minuto, el boxeador había sido derrotado y se unió al equipo de Gokudera hasta próximo aviso. Tsuna solo suspiró profundamente y se sentó en las bancas, pero antes de poder siquiera preguntarse si era seguro salir, él habló:

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