Extra 7: Six Traits of Personality (14/15)

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-... esperando? - Quería ver si Tsunayoshi ya había aparecido. Quería verlo. Aún no sabía todos los detalles, pero había visto el final y había visto cómo había quedado la enfermería. Y Tsunayoshi tenía el descaro de no solo no hablarse sino de desaparecerse de la faz de la tierra... - Todo lo importante está aclarado, ¿qué más falta? - Mukuro había revisado los números, y estaba segura que Hayato también, así que no le veía la gracia a posponer todo solo por unas firmas. Quería-

- Buenas tardes~ - Canturreo una voz no esperada de la nada.

Más de una persona terminó en el techo, pero el consenso general terminó buscando el origen de la voz con ojos saltones.

- Buenas tardes, espero que no los hayamos hecho esperar mucho tiempo. - Continuo alguien más, el fantasma de una sonrisa en su rostro que decía que quería reírse hasta no más poder, pero no podía hacerlo por educación. - ¿Estamos listos para comenzar? - Como si nada fuera de lo normal o lo esperado pasara, completamente normal. Excepto por la sonrisa fantasma que decía la verdad.

Debía de verse como un pez fuera del agua, porque el causante de la conmoción le sonrió con diversión y una buena dosis de ego, antes de tomar asiento... o intentar.

- Aquella, Tsuna-sama. - La silla que apresuradamente fue sacada del rincón, una silla que nadie se había atrevido a tocar por su significado. Ni siquiera ella. - ¿A menos que no le guste? - La sonrisa de Hayato creció más, como si estuviera haciendo una especie de broma de la cual sólo él tuviera conocimiento.

- ¿No es un poco llamativa para lo que se va usar? - Era una pregunta válida que más de una vez había preguntado ella misma tan pronto la vio, pero nunca a su marido porque no sabía de su existencia hasta que le tocó venir a estas reuniones.

- No ha visto la de los anteriores jefes, Tsuna-sama. - Pura satisfacción por parte de la mano derecha del Décimo Vongola. - Si no le gusta, se buscará otra Tsuna-sama. - Esto fue más serio, y si no se lo estaba imaginando había una chispa de interés en esos ojos verdes que no podían ser otra cosa que la búsqueda de cualquier señal corporal que pudiera dar su marido que dijera que esa silla no lo complacía. No era nuevo para ella esta observación.

Era una silla grande, pero mayormente llamativa. No era tan llamativa como la que se utilizaba en el comedor o en los eventos de alto rango, pero seguía siendo muy llamativa. Temía preguntar si eso era oro de verdad o no, probablemente si era-

- Por vista falla épicamente mis expectativas. - ¿Ah? - Muy compleja, debe ser más incómoda que sentarse sobre la rama de un árbol. - ¿En serio era Tsunayoshi?, porque auch. - No, definitivamente es incómoda. - Fue la sentencia que sonó tan pronto su marido se sentó en la silla, una mala cara haciendo acto de presencia inmediatamente. - ¿Y solía usar esto?

- Según usted esa silla era la mejor entre las opciones que se le presentaron en su momento. - Esto fue dicho únicamente con carácter informativo, la expresión de Hayato pasando a una similar a la de su propio jefe. - ¿Por qué no prueba esta?, debe-

- No, esa es la tuya. - Corto inmediatamente su marido, sin siquiera mirar. - Por una vez que me siente en una silla "normal" no pasa nada. - No debería, en serio no-

- Tsuna-sama. - Extrañamente, solo con eso su marido se detuvo, y miró a Hayato esperando una explicación, porque arqueo una ceja. Milagro. - Recuerde lo que me reclamo, y piense bien su próxima acción. - Un momento, ¿acaso Hayato acababa de hacer lo que creía que acababa de hacer?

Por un momento, su marido no hizo nada. Luego, se llevó las manos a las sienes y salió de la habitación. Así sin más. Bien podría haber sido una alucinación colectiva.

Family of the PastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora