Capítulo 72

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- Te odiamos en el futuro, ¿no es así? – Alguien tenía que decirlo, bien podría ser él. Menos mal que los ineptos herbívoros aun no llegaban.

El pelirrojo subió la vista hacia a él, como si nada del otro mundo pasara, sonriéndole de una forma divertida e irónica. A su lado, en su regazo en todo caso, estaba cierto chico que por más que lo persiguió no logro morderlo hasta la muerte. Habían sido buenas batallas, incluso si fue todo un dolor en el costado cazarlo. Estaba seguro de que solo dio con él cuando él quiso y no de otra forma. De cualquier forma, no podía quejarse. No podía esperar a que el omnívoro se volviera fuerte como este, iba a asegurarse de que fuera rápido…

- A veces creo eso. – Y no le molestaba ni le importaba, genial. – La clave, Kyoya, es saberlo llevar. 

- ¿Llevar? – Estaba listo para dar media vuelta y hacer de cuenta que no había visto nada.

Tsunayoshi estaba viendo la televisión usando a Emma de almohada improvisada. Eso no quería decir que el omnívoro no lo hubiera visto a estas alturas, le había sonreído y le había saludado energéticamente con una mano. Como no se levanto era un misterio, pero lo agradecía. Ignorando los celos que prefería no reconocer, no tenía idea de cómo lidiar con alguien tan afectuoso y poco respetuoso. Seria agarrado de oso de peluche, lo sabía. 

- ¿El bebé te lo permitió? – La botella de vino estaba puesta inocentemente en la mesa con dos copas. Señor, había una botella vacía, así que, por todas las apariencias, esta era la segunda.

- Kyoya, Kyoya… - La sonrisa se volvió muy afilada de repente. – Sabes, esto es algo que nunca entendí. – Deliberadamente revolvió los cabellos chocolate sin mirar, dándole a conocer algo que debió de haber notado desde el comienzo. – No tiene mucha tolerancia al alcohol, ¿pero realmente es tan malo tenerlo así? – Era un problema, en su opinión. – No lo dejan, no más de un vaso aquí y allá. Una borrachera de vez en cuando no cae mal, él lidia con la de todos ustedes cada vez que ocurren, ¿y ustedes no pueden lidiar con él?

Cuando lo ponía así sonaba muy egoísta-

- Todo termina en ruinas Emma-kun. – Mejillas rojas, perfectamente contento donde estaba. - ¿Kyoya?, ¿no vienes? – No, mejor no. Terminaría de osito de peluche.

- Reborn me dejo si mantengo un ojo en él, y Tsu… - Una pequeña risa burlona, no ayudo que el otro chico se levantara para abrazar y no soltar. – Tsu no va a recordar, y confía en que no dejare que todo se vaya a la ruina. – Rodando los ojos agrego: - No tengo nada de qué preocuparme, siempre es así, ¿sabes? – La sonrisa desapareció por completo solo para ser reemplazado por una expresión seria. – Cuando está muy estresado o tiene algo en mente que no lo deja en paz, le da por querer un poco de vino. Es fácil convencerlo de tomar, en las circunstancias adecuadas. Tsu es el más amigable y calmado de todos los que conozco, pero… 

El carnívoro se calló. Porque por más herbívoro que se hiciera pasar, este hombre era peligroso. Podía sentirse, era diferente al omnívoro. Hablando del omnívoro, no estaba seguro si debía de seguir llamándolo así… Si no actuara tanto como un herbívoro…

- Da que pensar, ¿no es así? – Ah, el bebé. Alguien responsable.

- ¡Papá! – Alguien borracho no debería de poder moverse tan bien, ¿cierto?

- No voy a poder acostumbrarme a esto… - Se quejó un carnívoro un tanto incómodo.

Reborn, a diferencia de lo que se hubiera pensado, se dejó tomar, abrazar, e incluso dejo que el chico frotara sus mejillas. En todo caso lo único que hizo fue palmear a su estudiante en donde alcanzo, dejando que León hiciera el resto: hacerle cosquillas al chico y darle su versión de un beso antes de acomodarse en su pelo. Reborn no lucia siquiera sorprendido.

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