Capítulo 52

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En verdad no era algo para sorprenderse, ni algo inesperado, pero igual era algo bastante fuera de lugar: tenían una estatua de tamaño real de Tsuna. Así había quedado el chico: completamente quieto, mirando al espacio, y con una expresión que sugería en gran medida que estaba en shock. No había ninguna sorpresa en eso, ya que lo que había dicho Lambo no fue tomado muy bien por nadie. Eran malas noticias, unas muy malas noticias, y en verdad nadie estaba quieto ante ellas. Quizás, la única razón por la que las cosas no se volvieron caos puro y desmedido era porque esas noticias no sucederían aún. También ayudaba que nadie quería provocarle un infarto a su jefe ni darle una mala pasada luego de tal cosa... de por si necesitaban interro-


- Oe, ¡Hibari! – Llamo el beisbolista al darse cuenta de las intenciones del prefecto. Aun así, fue demasiado tarde: una nube de humo rosa invadió el lugar en donde había estado el prefecto.


Particularmente, Hibari estaba más allá de molesto. No había palabras para describir lo increíblemente molesto que estaba. ¿Qué demonios estaban haciendo en el futuro?, ¿qué demonios estaba haciendo el en el futuro?, ¿jardinería?, ¿cuidando niños?, ¿sirviente?, ¿que podría estar haciendo como para permitir tal atrocidad?, si no obtenía una respuesta satisfactoria... ¡mordería a su yo futuro hasta la muerte!


-... Hmmmm... - El Hibari que había aparecido seguía luciendo tan mortífero y de pocos amigos como el que se fue, solo que también se veía mucho más amargo y su yo pasado no tenía amargura en su expresión.


El plan de Hibari tenía un pequeño fallo: no iba a poder morder a su yo futuro hasta la muerte, porque había cambiado de lugar con él. Desafortunadamente o afortunadamente, dependiendo del punto de vista, Hibari no estaba solo en querer matar a su yo futuro, y por tanto su deseo tenía mucha más probabilidad de volverse una realidad. Claro que, morder hasta la muerte a su yo futuro era contraproducente por dos sencillas razones. Uno: eran sus yo futuros, 10 años de experiencia que ellos no tenían, y eran mucho más fuerte que ellos. Dos: incluso si ganaban y liberaban toda la rabia, e incluso lograban obtener todas las respuestas que querían, todavía eso no los ayudaba en la gran cosa: el Tsuna que tenían podría provenir mucho después de esa época, o incluso antes, y lo que hicieran en esa época no iba a afectar las cosas en el presente.


-... Tsk, herbívoros... - Se quejó el prefecto, mirando a su alrededor fríamente... o al menos así fue hasta que se consiguió con la estatua de su futuro jefe.


- Ma Ma, no has cambiado nada Hiba-


- Silencio, herbívoro. – Demando sin siquiera mirar el Guardián de la Nube.


Muy a diferencia del Hibari de este tiempo, su yo futuro no tenía casi paciencia alguna, y no tenía reparo en morder a nadie hasta la muerte, ni siquiera a sus propios aliados. ¿La razón?, no tenía un Cielo al cual responder, y una nube sin su cielo era una nube perdida. Esta Nube sabía que no estaba perdida, sabía exactamente en donde estaba su Cielo, pero no podía llegar a él, y ese simple hecho le colmaba la paciencia, y por tanto no tenía casi ninguna forma de restricción... sin un cielo al que responder, sin casi paciencia, con una cruz colgando sobre su cabeza... No, lo único que impedía que esta Nube mordiera todo a su paso hasta la muerte era el conocimiento de que no estaba solo, de que su Cielo estaría molesto con él en cuanto volviera en sí, y de que lo que vivía había sido su propia culpa. Si bien no podía advertirle nada a su yo pasado dadas las circunstancias, sabía que Lambo debió de haber dicho algo para propiciar a su yo pasado a actuar de esa forma tan impulsiva, no propia de él. ¿Y que podría movilizar a una Nube de esa forma?, la familia, en especial el mismo Cielo.

Family of the PastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora