Extra 7: Six Traits of Personality (6/15)

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- Ok, mira. - Se llevó las manos a las sienes por segunda vez consecutiva en menos de 5 minutos y suspiró profundamente. - No se que te ha dado la impresión, pero no soy tu esposo. - Lo dijo lo más lentamente posible, pero Kurama ni siquiera pestañeó. - Ni siquiera soy un zorro, no puedo ser tu esposo. - Nadie lo estaba ayudando, nadie.

Su mano derecha estaba tratando por todos los medios de no estallar en carcajadas, se estaba tapando la boca y todo y estaba fallando. Mukuro y Chrome ni siquiera lo estaban disimulando. Takeshi, Dios lo bendiga, solo sonreía y hacía de cuenta que nada estaba pasando. Ryohei, el desgraciado, solo le ofrecía dulces y le decía que bajara el estrés.

- ¿Kyu?, kyuurrrrr. - Ah, Kirara, preciosa cosita linda-

- Eres el padre de mis hijos. - Si, ya lo había dicho como 5 veces. Eso no lo hacía el esposo de nadie. Muchas gracias. - ¿O piensas negarlo Esperanza? - No hacía falta amenazarlo, no era como si cambiara las cosas.

Miro de reojo al científico que miraba todo con un blog de notas y un bolígrafo en manos, y se preguntó cómo diablos habían terminado en esto. Aún no lo había masticado. Por como iban las cosas, Verde seria el ultimo en su lista de ca-

- Anda, dile que no eres su padre, rompe su corazón. - Empujarle al zorrito no estaba ayudando. No estaba de humor.

- Suficiente. - Todo quedó en silencio, pero Kurama no se vio afectada en lo absoluto, solo lo miraba con gran suficiencia. Le estaba molestando de sobremanera ese hecho. - Si ellos quieren verme como padre, no pasa nada. No son los primeros ni los últimos en verme así. - Y a estas alturas no iban a verlo como algo diferente. - Por otro lado, tú eres un zorro grande y con experiencia, sabes perfectamente lo que estás haciendo y sabes que no somos más que amigos. - Si es que podía considerarse así. - Si estás haciendo esto para molestarme, lo estás logrando. - Akane le había dicho más de una vez que creía que Kurama la odiaba. Con esto podía ver el problema.

Como si le hubiera hablado al aire:

- Eres el padre de mis hijos. - Sentencio el zorro, la fuente de sus dolores de cabeza tan pronto desperto hace una hora en la enfermeria, y la causa de risas en todos lados, como si fuera un idiota. - Eso te hace mi esposo, Esperanza. - No, eso no lo hacía.

- Mi nombre no es Esperanza, es Tsunayoshi. - Tener una discusión con un zorro de todas las cosas... - El hecho de que te ayudará no me hace un padre o un esposo, o siquiera un amigo. - ¿A cuantos no había ayudado y-

- Grrrr. - Para rematar Azura le negó con la cabeza, quitando sus garras de su manga al terminar de hacer esto.

- No. - Se negaba. Se rehusaba. - A ti te lo aceptó porque eres mayor y desgraciadamente no puedo complacerte de una forma más sana. - Por no mencionar que tenía años en eso antes de enterarse. Esto era diferente. - Es un zorro, debe de haber otros zorros que califiquen. ¿Tienes idea de lo mal que se oye esto como es?, ¿casado con un animal?, no es por ser despreciativo, pero zorros con zorros, gatos con gatos, personas con personas. - Lo último que necesitaba era oír: - Si oigo un solo comentario sobre zoofilia habrá cadáveres. - Y no iba a limpiar nada.

Dios, ¿cómo iba a explicarle esto a Akane?, ¿cómo siquiera podía darle la cara a su esposa después de esto?, ¿como-

- Para ser un alfa, no tienes idea de cómo funcionan las cosas, ¿cierto? - Sin poder contenerse más, tomó la laptop de su escritorio y se lo lanzó a la cara de su mano derecha.

Cualquier ánimo de risas murió tan pronto la máquina tocó la pared a escasos centímetros de su mano derecha. Ya ni siquiera había sonrisas.

- Vas por allí haciendo lo que quieres, pero no sabes lo que haces. - Kurama no estaba en lo más mínimo preocupada o aterrada. - Esperanza, eres el padre de mis hijos. - Como si estuviera tratando con un retrasado mental, el zorro empujo con una pata a la pequeña cría que lo miraba con grandes ojos asustados. Oppsss. - La única razón por la que nosotros, los zorros, nos casamos es por ellos. - De la misma manera tranquila, pero determinada: - No soy tu esposa porque me hayas ayudado, o porque me hayas salvado. Eres mi esposo porque eres el padre de mis hijos. Te guste o no, tú los salvaste, les diste de comer cuando ya no pude hacerlo, los has cuidado y no te molesta su presencia. Eres su padre. - El tono condescendiente al final era sal a la herida.

Family of the PastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora