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Alessandro.

Después de una emotiva y preciosa charla, Morgan se quedó dormida en mis brazos y decidí dejarla dormir un poco. Ella se encargo de hacer la comida, no durmió tanto como yo y mañana a primera hora saldremos hacia la playa.

Cubrí su pequeño cuerpo con varias mantas y salí de la habitación, saque un cigarrillo del mueble de la cocina y camine hacia la terraza. Morgan me hizo sentir especial pero me causo una sensación agridulce, me gustaba estar con ella, admirarla y compartir mi tiempo con ella. Pero si algo malo llegase a pasar, es claro que él único que llegaría hacer una tontería, sería yo.

Me quedé contemplando el anochecer, mi mente se quedó instalada en la gran nube que estaba frente a mi, no le preste atención a otra cosa.
Pasaron varios minutos hasta que las risas dentro de la casa me hicieron reaccionar, ¿Quién más estaba dentro?.
Camine de prisa hacia la habítacion y encontré a Leo admirando a Morgan mientras que ella recogía su cabello en una trenza.

-¿Que haces aquí?.

-Hola leo amigo, ¿Cómo estás?, Bien gracias. ¿Que haces aquí?, Ah vine a verte.

-Hola, ¿Que haces aquí?.

-Ya te dije, venía a verte, vi tu auto en el estacionamiento y subí no pensé que está preciosura estuviera contigo.

-¿A qué venías?.

-Amigo, ¿Que te sucede?.

-No tenías porque entrar así a la habitación, ¿No te diste cuenta que estaba en la terraza?.

-No sabía que ella estaba aquí, vamos amigo calma. Lamento haber entrado así pero tú siempre estás aquí encerrado.

-Bueno chicos, basta. Alessandro no sucede nada, cuando él entro yo salía del baño, nos quedamos conversando unos minutos, estaba por salir e ir por ti.

-Lo siento amigo, para la próxima tendré más cuidado.

-Bueno, ¿Y a que viene tu visita?.

-Mañana por el medio día iremos a la playa, haremos una pequeña fiesta y venía a invitarlos.

-Nosotros igual iremos a la playa.

-Perfecto, entonces los vemos ahí, Alessandro ya sabe dónde es.

-Lo pensaré, Morgan aún es menor de edad, aparte queremos recorrer la playa en tranquilidad.

-Amigo, ya no queda decir que Morgan es menor de edad, ya la metiste al bar anterior, no abra problema mientras llegué contigo.

-Dije que lo pensaré.

-De acuerdo, de acuerdo. Me tengo que ir al parecer tu primo está de muy mal humor preciosa, espero verte mañana.

Leo se levantó de la cama y se acercó a Morgan, la abrazo y la levantó un poco del suelo, le plantó un pequeño beso en el cachete y después la soltó.
Paso a un lado de mi y solo dio un leve golpe en mi pecho y después salió.

-¿Se puede saber porque te quedaste tanto tiempo dentro con Leonardo aquí?.

-No había pasado mucho tiempo cuando entro, Ale tranquilo, iba ir por ti pero llegaste antes.

-Es la última vez que sucede esto Morgan, no quiero verte cerca de él, evita hablarle.

-Deten tu tren, ¿Que te sucede?, Es tu amigo.

-Si, es mi amigo pero las intenciones que tiene contigo no son buenas.

-De acuerdo, no te enojes papi.

Morgan se acercó a mi y de puntitas me dio un pequeño beso en los labios. Me tomo de la mano y me llevo junto a ella a la cama.

-¿Estás celoso papi?.

-Lo estoy Morgan.

-Oye basta, dime nena o cualquier otra cosa menos por mi nombre.

Hizo un pequeño puchero y comenzó a besarme, su beso no era como el de hace unas horas. Era necesitado, caliente, agresivo, me tenía abrazado por el pecho y sus manos iban a venían por mi espalda.

-Quiero jugar un rato contigo papi, ¿Podemos?

-¿Que quieres jugar amor?.

-Tu sabes más de esto.

-Ven.- La subí sobre mi cuerpo e hice que comenzará a mover sus caderas en círculos sobre mi falo. El placer comenzó a comernos cuando sus gemidos se hicieron más intensos.- sigue así nena, no dejes de moverte.

Morgan saco su playera y sus pechos quedaron adornados por un pequeño brasier color lila, había olvidado lo exquisita que se ve en ropa interior. Cambie la posición y ella quedó debajo de mi, el pequeño short que traía se hizo mucho más diminuto y no me importo romperlo.

-Oye, era mi favorito.

-Prometo comprarte varios pares.- La voltee boca abajo y mi falo se hizo más duro cuando fije mi atención en sus nalgas, la pequeña tanga que adornaba su durazno me dejó sin palabras.- ¿Siempre utilizas este tipo de ropa interior?.

-Siempre papi.

-Me encanta, pero la tendré que romper.

Rasgue su pequeña tanga y se quejo, así que le di una buena nalgada.

-No te quejes, porque podría castigarte, ¿De acuerdo?.

Morgan solo asintió y me quedé a la altura de sus nalgas, masajeando y apretando a mi antojo, le di varios besos y comencé a rozar mis dedos por su entrada hasta que logré meter dos y poco a poco comenzar a jugar con ella.

-¿Quieres más?.- aumente el ritmo y los gemidos de Morgan cada vez eran más intensos.- Ponte en cuatro nena.

Morgan obedeció y me ofreció una de las mejores vistas, sus nalgas abiertas me dejaron contemplar su raja y ver lo mojada que estaba.

-Seguire así hasta que llegues a tu orgasmo.

Metí de nuevo mis dedos y comencé a estimularla cada vez más, sus gemidos los callaba al cubrirse con la almohada, no tardó mucho en llegar a su orgasmo, es increíble todo el placer que me causa verla así.
Saque mis dedos de ella y se quejo, parecía estar encantada con ellos, me acerque mucho más a ella y la tomé de la cintura para comenzar a manejar un ritmo lento y simular pequeñas estocada conmigo, mi pantalón quedó manchado de sus fluidos pero la simulación y la vista que me provocaban sus nalgas me hicieron llegar al clímax.

Jamás en mi vida me había ocurrido esto, pero es claro que con una belleza como Morgan, de solo verla desnuda me puedo correr.

E N T U P I E L  |B O R R A D O R|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora