97

2K 160 7
                                    

Alessandro

Un día después de que dieran de alta a Morgan, me propuse salir a caminar y despejar mi mente.
Me sentía un poco aturdido y en conflicto conmigo mismo, tenía que buscar y planear alguna estrategia o más bien un plan, para reconquistar a Morgan.

No estaba seguro de que ella quisiera estar conmigo, pero no podía desaprovechar mis oportunidades.
Conforme más me alejaba de casa, más me acercaba a la suya y algo muy en el fondo me hacía querer ir con ella, pero no podía.
Caminé por varios minutos más, hasta que entre en un parque, la gente iba y venía, jugando, comiendo y riendo.
Todas las personas iban en compañía de alguien, amigos, padres, hijos, novios, amantes...

Mi corazón se entristeció un poco, porque fue ahora donde extrañe a Morgan y mi mano ardió en busca de su contacto.

-Lo que daría por estar contigo nena, lo que daría por volver a tenerte cerca.

Seguí caminando unos cuantos metros más, hasta que me detuve en un pequeño carrito de golosinas a comprarme una paleta de hielo y algunas gomitas de sabores.
A mi lado se detuvo un tipo bastante conocido, me detuve a mirarlo y me sonrió de lado.

-¿Si sabes quien soy?

-Quisiera decir que si, pero no te recuerdo.

-Soy Martin, amigo de Morgan.

Mis celos subieron hasta mi cabeza y bajaron a mis pies en cuestión de segundos.

-Ahhh, ahora te recuerdo.

-Morgan está sentada allá, en ese lugar.- me señalo el pequeño río y la vi, con su vestido amarillo.- deberías de acercarte hablar con ella, le hace falta.

-¿Porque haces esto?

-No te voy a negar que Morgan me gusta, realmente es una mujer hermosa. Pero su corazón aun te pertenece y no me voy a interponer de ninguna manera, ella te amo, me lo ha dicho.

-No se si agradecerte esto.

-Deberías, porque si no fuera por el cariño que le tengo, ahora mismo haría de todo para conquistarla.

-De acuerdo, gracias.

-Inténtalo todo, porque te ama demasiado, pero igual le dueles como no tienes una idea.

Me quedé en silencio y suspiré con demasiada fuerza, Martín me dio una pequeña palmada en la espalda y se fue del lado contrario.
Tomé bastante valor y camine hacia ella, desprendía el mismo aroma vainilloso de siempre. Su cabello largo y sedoso brillaba y aunque su peso ya no era el mismo, la delgadez de su cuerpo me impactó.
Mi nena sufrió mucho.

Me acerque y platique un poco, su mirada fue de amor, necesidad y mucha tristeza.
Sus ojos decían miles de cosas y una de todas ellas me decían que estuvo a nada de rendirse conmigo.

-¿Que puedo hacer?

-¿Para qué?

-Para poder demostrarte mi amor, mis disculpas.

-No lo sé, solo quiero espacio, tiempo, compromiso y verdad.

-Lo tendrás.

-No quiero escuchar eso de tu boca, las palabras ya no son suficientes, quiero actos, hechos.

Su mirada cambió totalmente, fue de coraje, resentimiento.
En estos momentos de mi vida deseaba con todos mis fuerzas desaparecer o al menos retroceder el tiempo para no arruinar las cosas, pero sin esa cagada enorme no habría logrado y sanado todo lo que viví.

-De acuerdo, trataré de cerrar la boca.

-Lamento haber dicho eso, son muchos sentimientos encontrados y estoy bastante abrumada, lo mejor es que regrese a casa.

Se puso de pie tan rápido que sus pies se enredaron entre si, estuvo a nada de caer al suelo pero afortunadamente fui más rápido que ella y logré sostenerla.

-Santo dios, ten más cuidado.

Mis manos estaban alrededor de su cintura y nuestros rostros lo suficientemente cerca, sus ojos se cristalizaron y dejaron caer una lágrima muy pesada.

-Ya puedes soltarme, estoy bien.

La solté en cuanto retomo su postura y caminó muy rápido en dirección a su casa, la seguí a paso muy apresurado hasta que logré quedar frente a ella.

-Oye, oye, espera. ¿Que sucede?

-Estoy agobiada, estaba segura que estaría lista para verte de nuevo y caer rendida a tus pies, pero no. Estoy enojada contigo, triste, en estos momentos no deseo verte y tu contacto me hizo aborrecerte por completo, porque sigues siendo tú y eso es lo que más odio. Te fuiste, me dejaste sola, lloré, me deprimí y no estuviste ahí.
Te necesitaba a mi lado y ahora comprendo que nunca lo estuviste.
Ahora solo quiero irme a casa, descansar y olvidarme  unas horas de todo esto.

Sus palabras me lastimaron, clavó una daga en mi pecho y aunque esto fue por mi, ella tenía razón.
¿Qué derecho creó tener para pensar que ella dejaría todo solo por mi?
La dejé, siempre la cuestioné, siempre le falle, ¿y creó que siempre me va a perdonar?

Pues no, que equivocado estaba.

La vi alejarse más rápido en compañía de Martín y ambos desaparecieron de mi vista.

-La cagaste.

No me pude decir otra cosa, más que reprocharme una y otra vez lo idiota que fui en haberme ido como lo hice.

-¿Que necesidad?, lo necesitabas, ¿pero era necesario que te largaras?
Y la entiendo, él problema fui yo y no ella, no lo merecía.

-Deberías de guardarte tus propias conversaciones, la gente te ve raro y piensan que estás loco.

-¿Lía?

Lía se acerco a mi y me dio un golpe en el brazo, después de eso me abrazo y me dio un beso en la mejilla.

-¿De donde saliste?

-Te vi hablando con Morgan hace unos minutos y preferí esperar a que estuvieras solo. Estaba sentada en las bancas de allá, vine a tomar un poco de café.

-Lamento haberme ido.

-No voy a negar que me moleste demasiado contigo, pero logré entenderte. Aunque lamento decirte que ella no se merecía eso.

-Estoy consiente de eso, ¿la llegaste a ver?

-Si con eso te refieres a su depresión, si la vi. La vi muy mal, triste. Varias veces me cruce con ella pero nunca dijo nada, no hablo, no rechistó.
Su mejor amigo Enzo la sacaba a diferentes lugares, pero después de un tiempo ella solo desaparecía.

-En serio la amo.

-Yo te voy ayudar, pero tienes que ser muy pero muy paciente. Porque no solo la dejaste, la rompiste, su primer amor la abandonó.




************
Disfruten mucho este capituló, espero les guste.
No olviden votar y comentar, las amo.❤️

Ig: raaquellr7

E N T U P I E L  |B O R R A D O R|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora