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Alessandro

Llegando a casa, inmediatamente cene un poco y me fui a dormir. No me quería dar tiempo de pensar, procesar y aceptar las cosas, no me quería permitir sentir, no podía. Pero siendo sincero, lo necesitaba.

Me levante de la cama y fui directo hacia mis maletas, de ahí tome un pequeño cuaderno y saque una foto de Morgan.

-Ay nena, cuanto te hecho de menos. Si las cosas fueran diferentes, ambos estaríamos juntos, disfrutando de tu graduación. Pero claro esta, que somos las personas correctas en el momento incorrecto.

Abrace la foto y la pegue a mi pecho, comencé a llorar como niño pequeño. No sabía por donde iniciar a sanar, quería hacerlo desde mi infancia, pero todo lo que tenga que ver con mi madre me lastima más que cualquier otra cosa. Es una herida abierta que aun sigue latente.

Flashback

-vamos niño de papi, todas las mujeres son iguales. Jamás encontraras a una mujer que sea de un solo hombre.

-Ya cállate Marcus, ahora solo dame las pastillas y me largo de aquí.

-Tengo dos noticias para ti. ¿Cual quieres primero?

-La mala.

-Te quieren matar.

-¿Qué?

-Y la buena, si consigues que tu padre nos deje en paz. Ellos te dejan en paz.

-¿De que hablas?

-Recuerda que eras menor de edad cuando entraste a esta tienda haciéndote pasar por un adulto. Y terminaste con una sobredosis.

-Y lo lamento, pero ya tiene más de dos años que sucedió.

-Pero tu padre nos quiere refundir en la cárcel.

-Lo intentaré, pero no prometo nada.

-Nosotros tampoco prometemos tu seguridad y la de él.

-Basta, lo haré.

Fin del flashback

Después de una larga charla con mi padre y quedarme encerrado por más de un mes del otro lado del mundo, mi padre decidió dejarlos en paz para que yo pudiera regresar. Claro que al estar de vuelta me recibieron con una tremenda paliza que me mando al hospital por otro mes, con la muñeca rota al igual que dos costillas.

Varias veces estuve a punto de morir, dos de ellas por sobredosis. Me hice fanático de la cocaína y alguna que otra sustancia. Las demás fueron por golpizas o amenazas de muerte y solo una se cumplió, la de Lety.
La muy cabrona después de haberme enterrado las tijeras, también me disparo, pero su puntería fue tan mala que la bala terminó incrustada en mi brazo izquierdo a un lado del corazón.
Y así incontables veces, hasta que decidí ponerle control a mi vida y enfocarme en hacer algo productivo.

Termine de estudiar leyes, me convertí en el mejor abogado del despacho de mi padre y recorrí el mundo, hasta que me encontré a esa pelinegra, de apellido Rizzoto y mi mundo se detuvo.

Si tan solo hubiera sido lo suficientemente capaz de detener las cosas, de sanar antes de tiempo. Estaría con ella, pero todos tienen razón, el hubiera no existe.

Estaba a punto de quedarme dormido cuando mi celular comenzó a sonar y estuve a punto de no contestar, hasta que vi el nombre en la pantalla.

-¿Hola?

-Alessandro, perdona la hora. El día de mañana tendré que recibirte más temprano a la hora acordada. Tengo una cita importante y no puedo cambiarla.

E N T U P I E L  |B O R R A D O R|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora