Capítulo ocho

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Ya eran casi las once de la noche, el peligris no podía conciliar el sueño. Estaba pensando en lo que había pasado en la cena con su hermano. Eso de estar como si nada con su prometido y tan amable con Hoseok, seguramente no era nada bueno.
Algo se traía entre manos, ¿pero qué?

En ese preciso momento sonó su móvil. Alegrándose de ver el nombre de quien le estaba llamando, tomó la llamada de inmediato, sentándose en la orilla de su cama.

¡Jin!, ¡hola!, no esperaba que me llamaras— habló el peligris sin poder ocultar su alegría.

—Hola, Joonie. Disculpa que te llame a esta hora. ¿Te desperté?— contestó el castaño del otro lado de la línea con una voz tranquila pero alegre.

—No, claro que no, aún no dormía. De hecho no podía conciliar el sueño.

—¿Por qué?, ¿te encuentras bien?— preguntó el chico con algo de preocupación.

—Sí, estoy bien, no te preocupes Jin. Cosas de mi hermano, ya sabes.

—¡Ah!, ese mocoso, siempre dando problemas. Disculpa la expresión, pero ese niño necesita una buena regañada. Ya debería madurar.

—Sí, lo sé. Pero eso ahora no importa. ¿Tú te encuentras bien?, es extraño que me llames a esta hora, lindo.

Jin no pudo evitar que sus mejillas se sonrojaran al ser llamado de esa manera por el peligris. Lo mejor de todo es que él no podía verlo, pensó el castaño.

Sí, no es nada malo Joonie, sólo quería verificar si compraste lo que te pedí esta tarde.

Después de la comida, Namjoon recibió la llamada del castaño.

Le pidió que hiciera algunas compras para Hoseok. Jin quería que su arquitecto estrella luciera lo mejor posible.

No es que sintiera pena de la ropa de su amigo, sólo quería que éste vistiese como él merecía, de acuerdo a su nivel. Él era todo un arquitecto, el mejor a decir del castaño. Así que merecía la mejor ropa. Sabía del buen gusto de Namjoon, así que le pidió ayuda para eso.

El peligris por supuesto no se negó. Jin le pidió que le comprara algunos trajes, pantalones y camisas, zapatos y todo lo necesario. Claro, de la mejor marca. Jin le envío su número de cuenta, pues todo lo pagaría él.

Le pidió que no le dijera nada a Hoseok, pues sabía que no aceptaría tal cosa.

Jin se presentó en casa de la madre de Hoseok para preguntarle sobre las tallas de su hijo, y así no cometer errores.
Se las envío a Namjoon cuando las obtuvo.

El peligris le entregaría todo a Hoseok por la mañana a primera hora, ya que el pelirrojo debería presentarse después de las nueve de la mañana en el lugar donde se construiría el hotel.

Por supuesto, lindo. Lo hice tal y como me pediste, no te preocupes, Hoseok lucirá muy bien— comentó el peligris.

—Muchas gracias, Joonie.
Quizá en dos días viaje para Seúl— dijo el castaño con alegría.

—¿¡De verdad!?, ¡me da mucho  gusto!, no sabes como te extraño, lindo.

—Yo también, Joonie, te extraño tanto. Bueno ya es hora de dormir. Mañana te llamaré. Hasta pronto, Jonnie, descansa.

THE PRICE OF MY PRIDE || hopeminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora