Capitulo 37

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Flashback

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Años atrás

El hombre de cabellos rojizos hacía su maleta, guardaba toda su ropa y objetos personales, mientras que la mujer de cabellos negros lloraba sentada a la orilla de su cama.
Estaba desconsolada, pues el hombre a quien ella le había entregado todo, la estaba abandonando.
Aquel hombre no sentía ninguna pizca de compasión por ella ni mucho menos por su pequeño hijo de doce años. El niño caminaba atrás de su padre bañado en llanto pidiéndole que no se fuera, que no los dejara, pero aquel insensible hombre poco o nada le importó las súplicas de su hijo.

¡Por favor Haetul, no te vayas! ¿Qué voy a hacer yo sola con nuestro hijo y con el que viene en camino?— hablaba con gran desconsuelo y llanto aquella mujer, que aparte de todo estaba embarazada.

Ya no tengo nada que hacer aquí Jiwoo, entiéndelo, ya no te amo, eso ya se terminó—espetó el hombre cerrando su maleta para salir de la habitación

—¡Eso lo entiendo, pero tú hijo!, ¿¡acaso no te duele verlo así!? ¡Él te necesita, por favor Haetul, no nos dejes!

El hombre salió de la habitación, caminaba por el pasillo, mientras que su pequeño hijo se adelantó y se arrodilló a los pies de su padre, llorando desconsolado lo miró a los ojos.

¡Por favor papá no te vayas! ¡No te vayas papito!— lloraba el chiquillo abrazando las piernas de su padre.

¡Ya basta Hoseok! ¡Levántate!— exclamó aquel hombre con total enojo, caminó soltándose del agarre de su hijo.

La mujer caminó hacia su hijo lo levantó del suelo y lo abrazó, siguiendo con la mirada llena de lágrimas al que hasta en ese momento fue su esposo.

En cuánto pueda les mandaré dinero—  soltó el hombre con indiferencia saliendo al fin de aquella casa, para no regresar jamás.

La mujer y el pequeño se quedaron abrazados llorando, dándose consuelo el uno al otro. Esa fue la última vez que vieron a aquel hombre. Y esa promesa que hizo de mandarles dinero jamás se cumplió.

Haetul y Jiwoo, se casaron muy enamorados y con muchos sueños por cumplir. Su primer sueño realizado fue comprar su propia casa, y tener a su primer hijo. Otro sueño que querían realizar era el que ese hombre estudiara y terminara la carrera de arquitectura cosa que jamás cumplió.
Por las dificultades económicas nunca pudo realizar ese sueño.

Pero con el paso del tiempo, un buen día la relación se fue deteriorando. Haetul tenía muchas ambiciones, quería poner su propio negocio, pero su ambición fue tal que empezaba a sentir que su familia le estorbaba, prácticamente los culpaba de no haber podido estudiar arquitectura por estarlos manteniendo. Siendo un hombre bastante inteligente, se las ingenió para involucrarse con gente adinerada. Así que en la primera oportunidad que le dieron de ser socio de una gran empresa restaurantera no lo dudó aunque ser restaurantero no era exactamente lo que el ambicionaba sin embargo se acostumbró a ello, y con el paso del tiempo se olvidó de la arquitectura.

THE PRICE OF MY PRIDE || hopeminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora