Capitulo 82

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Llegaron al aeropuerto y Jackson tal y como se lo había ordenado Hoseok, los dejó y se marchó

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Llegaron al aeropuerto y Jackson tal y como se lo había ordenado Hoseok, los dejó y se marchó.

Hoseok tomaba la mano del rubio pero ese toque era bastante rudo, no había ninguna delicadeza y Jimin aunque sentía dolor en su mano no se quejó, sin embargo no era más fuerte que el dolor que estaba sintiendo en su corazón.

Hoseok se acercó a la ventanilla y preguntó si había boletos disponibles para la ciudad de Busán, la respuesta fue afirmativa y fue afortunado pues el próximo vuelo salía en veinte minutos.

Así que el pelinegro no lo pensó compró los boletos y enseguida se fue junto al rubio directo al andén para tomar el vuelo correspondiente.

El rubio no decía ni una palabra hasta que estuvieron ya dentro del avión.

-¿A dónde iremos?

-Abrocha tu cinturón. -ordenó el arquitecto fríamente.

Jimin obedeció. -¿Iremos a casa de tu madre? Mi ángel...

-¡Quieres callarte de una buena vez! -soltó el arquitecto con voz tajante.

Jimin ya no dijo ni una palabra en todo el vuelo. Miraba de reojo a su esposo y después cerraba sus ojos, no entendía nada de lo que estaba pasando. Todo iba tan bien ¿Qué fue lo que pasó? ¿En qué momento toda la felicidad que estaba sintiendo se había esfumado?

Con sus ojos cerrados pensaba en lo que había ocurrido después de que salió del vivero. Había ciertos momentos que no recordaba del todo por el shock en el que había caído por unos minutos.

Estuvo haciendo memoria hasta que a su mente vinieron esos momentos en los que el bastardo de Seokhyun lo besaba estando él tirado en el césped.

El rubio abrió sus ojos y miró a su esposo quien tenía los ojos cerrados, se había quedado dormido.

"¡No, maldito Seokhyun! Pensó Jimin llevando su mano a su boca comenzando a llorar de la impotencia, y sintiendo náuseas.

Miró su ropa, estaba algo sucia, tocó su cabello, su peinado estaba desaliñado.

"Dios mío, no, otra vez no" -Dijo el rubio en su mente. -limpió sus lágrimas y en ese momento se acercó una de las azafatas.

-¿Se siente bien joven? ¿Puedo ayudarlo?

-Gracias...solo quiero ir al baño, señorita. -Dijo el rubio amablemente.

THE PRICE OF MY PRIDE || hopeminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora