Capitulo 80

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Busán, Corea del Sur

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Busán, Corea del Sur


El ambiente en esa cafetería era tranquilo en un rincón, en la mesa de siempre esperaba el hombre de cabellos negros miraba su reloj, las 7:45 p.m., el hombre negó con su cabeza pues ya tenía casi una hora esperando a la mujer que tanto le gustaba, un mesero se acercó a retirar la taza de café vacía.

-¿Desea ordenar otra cosa, señor? -Preguntó el hombre de mediana edad mientras colocaba la taza en la bandeja.

-No, gracias. Estoy esperando a una persona, tal vez ordene en cuanto llegue.

-Muy bien señor. -el hombre hizo una pequeña reverencia retirándose después.

Un tanto desesperado por la demora de la mujer, Taecyeon tomó su teléfono móvil para llamarla, pero no fue necesario la esbelta y joven mujer castaña hizo su aparición, el pelinegro le hizo una seña con su mano y ella sonrió caminando hacia él.

Cómo siempre que se encontraba con ella se quedaba impactado por la belleza que esa mujer poseía.

Un vestido en color melón ceñido a su buen formado cuerpo y zapatos de tacón no muy altos en color negro la hacían lucir todavía más hermosa, con su cabello castaño suelto, a los hombros y esa cara angelical nadie imaginaria los malos sentimientos que contenía dentro de ella.

El tipo se levantó de su lugar en cuanto ella se acercó, la tomó de la mano besando su dorso para después sacar la silla donde ella tomaría asiento.

-Bienvenida, hermosa. Por un momento creí que ya no vendrías. -dijo el pelinegro tomando de nuevo su lugar.

La chica sonrió. -¿Cómo podría no venir? Si necesito saber que me tienes.

-Mi querida Jennie, todo está bajo control.
Pero déjame decirte que eres una ingrata.

-¿Por qué lo dices?

-Estoy aquí por casi una hora desesperado por verte, ¿Y tú qué haces? Enseguida hablas de negocios. Si tan solo me dijeras que me has extrañado.

La castaña soltó una carcajada. -Taecy, sabes que si. Pero primero lo primero cariño.

El chico asintió. -De acuerdo. Para empezar ya tengo a la persona que se hará cargo de ese hermoso rubio. -la chica rodó los ojos al escuchar el adjetivo que ese hombre le dió a su peor enemigo.

-Si vuelves a decir que ese imbécil es hermoso olvídate de tenerme a mi una vez más.

-Oh, vamos preciosa tranquila. -la chica lo miraba con el ceño fruncido. -Vamos no te enojes, ¿Qué te parece si ordenamos algo de cenar? Y después vamos a nuestro nidito de amor, ahí te contaré todo.

-Esta bien. -espetó la chica.

Pasaron un agradable momento entre chistes del pelinegro y platicas sin importancia.

THE PRICE OF MY PRIDE || hopeminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora