Nunca sabemos lo que nos depara el futuro. Nunca sabemos en qué momento el amor llegará a nuestras vidas, y con ello, el dominio de nuestro corazón.
Park Jimin, el ser más engreído y caprichoso, además de vanidoso, pues sabía perfectamente de su atr...
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La familia Jung y Park Jimin entraron a la mansión en el auto del rubio. Lisa se asomaba por la ventanilla y miraba con la boca abierta aquella propiedad, los grandes jardines y la fuente al centro de la entrada.
Jimin quien iba al volante la miraba sonriente por el espejo retrovisor y en algún momento se topó con la mirada de Jennie, fueron solo unos segundos pero se miraron retándose, ninguno de los dos se iba a dar por vencido.
El ojiverde estacionó su auto y en cuanto lo hizo Lisa no tardó en bajar del vehículo, estaba anonadada con la belleza del lugar, aparte de que ya estaba lista la decoración para el evento de la boda, se veía todavía más hermosa la gran mansión.
La señora Jung por su parte estaba con su brazo entrelazado al de su hijo y también admiraba la belleza del lugar donde su hijo se casaría en pocas horas.
Jimin se unió a ellos mientras Lisa caminaba alrededor de la fuente jugando con el agua cristalina que ahí descansaba.
Jennie miraba a la más joven, rodó los ojos pues le parecía ridículo, para su opinión la pelirroja ya estaba lo suficientemente grande como para jugar de esa manera.
—Bueno pues les doy la bienvenida a la mansión Park. —dijo Jimin con una sonrisa.
—Gracias Jimin. Realmente es un lugar precioso ¿cierto Jennie? —habló la señora Jung.
—Si madrina es un bonito lugar. —respondió la castaña indiferente.
—Me alegro mucho que hayan aceptado hospedarse aquí señora Jung.
—Cosa que te agradezco Jimin.
—Mi ángel ¿te parece si les mostramos sus habitaciones? para que se acomoden y descansen, tienen que estar frescas para la hora de la boda.
—Si, por supuesto, vamos mamá.
—¡Jimin! Puedo ver los alrededores de la mansión me gustaría mucho conocerla.
—Lisa ¿quieres comportarte? No estás en tu casa. —espetó la castaña regañando a la más joven.
Jimin vió con desagrado a la mujer para después dirigirse a la pelirroja. —Claro que si Lisa, yo mismo te mostraré todo el lugar. Y claro que debes sentirte como en tu casa por que lo es. —eso fue una indirecta para la castaña.
En ese momento Romina y Cloe salieron para dejar algunos jarrones con flores sobre las mesas de los invitados, Jimin las llamó. Las dos mujeres se acercaron haciendo una reverencia.
