Nunca sabemos lo que nos depara el futuro. Nunca sabemos en qué momento el amor llegará a nuestras vidas, y con ello, el dominio de nuestro corazón.
Park Jimin, el ser más engreído y caprichoso, además de vanidoso, pues sabía perfectamente de su atr...
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Hoseok levantó al rubio entre sus brazos en forma de princesa después de haber echo el amor sobre la arena y sin temor de ser vistos.
—Qué fuerte eres mi ángel. —Dijo el rubio mientras sus brazos rodeaban el cuello del arquitecto.
Caminaban hacia la cabaña después de pasar toda tarde en la playa.
—¿Por qué lo dices amor?
—Por que mis piernas aún están temblando después de habernos echo el amor. Y tú, estás como si nada.
Hoseok rie..—No soy tan fuerte, bonito. Lo que pasa es que tu eres muy liviano.
—Ah, entonces eso es trampa.
Los dos rieron a carcajadas.
—Mi ángel, bájame aquí. —Pidió el rubio antes de llegar a la puerta.
El arquitecto así lo hizo.
Jimin tomó las manos de su esposo mirándolo de frente.
—¿Qué pasa, hermoso?
—Tu sorpresa te espera ahí adentro. Pero antes quiero decirte que es algo que he preparado con todo mi amor. Y quiero que te sientas seguro de que es algo que yo también deseo fuertemente.
—¿Qué será? Podrías darme una pista. Te has puesto muy serio, vida.
—Es algo hermoso. No estoy serio solo que me siento algo nervioso.
—¿Por qué? ¿Acaso piensas que no me va a agradar? Si todo lo que tú haces me encanta, mi bonito. —dijo, tomando el mentón del rubio para acercar sus labios y besarlos.
—Hoseok, te amo. —dijo sin más y lo abrazó tan fuerte como pudo.
—Yo a ti, chiquito mío.
—¿Entramos?
—Si, vamos. Ahora yo soy el nervioso.
Jimin abrió la puerta, dejando entrar al pelirrojo.
Hoseok entró, encontrando sobre la mesa ese pequeño florero con los dos tulipanes.
