Nunca sabemos lo que nos depara el futuro. Nunca sabemos en qué momento el amor llegará a nuestras vidas, y con ello, el dominio de nuestro corazón.
Park Jimin, el ser más engreído y caprichoso, además de vanidoso, pues sabía perfectamente de su atr...
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Jimin subió a su habitación se encerró y se dejó caer boca abajo en su cama. Se sentía muy mal. Tal vez exageró en su reacción pero no pudo evitarlo. Sintió miedo de que Hoseok también se burlara de él. Al verlo junto a Chan no soportó la idea de perderlo. Había actuado tal vez inconscientemente. Soltó todo el llanto que pudo, pues sintió que había lastimado a su amado sol. Giró para quedar boca arriba después de haber estado llorando por unos minutos, miraba hacia el techo, pensando y recordando todas las palabras dulces que el pelirrojo le decía, quería convencerse a si mismo que ese hombre de perfil perfecto no sería capaz de lastimarlo.
—No, él no es como ellos. Hoseok es bueno. Me quiere. Hoseok me quiere— dijo para sí mismo, se levantó y decidió darse una ducha, después de eso buscó ropa cómoda, eligió una camisa blanca holgada y unos jeans azules con unos tenis vans del mismo color que sus jeans con decorados blancos. Su maquillaje era sencillo sin tanto color, quería verse lo mas natural posible. Su peinado también era sencillo, se miró al espejo por última vez, quedando satisfecho con el resultado. Estaba por salir de su habitación, cuando escuchó el tono de mensajes de su iPhone que ya traía en su mano. Miró el mensaje que decía:
“Por favor mi hermoso pequeño, perdóname. Yo no sería capaz de lastimarte jamás. Te quiero mucho. Por favor no faltes a nuestra primer cita mi amor.”
Casi se le sale el corazón de la emoción. Dibujó una enorme y hermosa sonrisa, y salió a toda prisa directo a su refugio, a los brazos de su hermoso sol.
Hoseok estaba muy nervioso pues su mensaje no había sido contestado, y empezaba a sentir una tristeza en su corazón. Por un momento creyó que su relación con Jimin estaba terminada.
La puerta de la casita se abrió de repente, dejando ver esa delgada y bien formada silueta. El rubio sin decir ni una palabra se arrojó a los brazos del pelirrojo buscando sus labios que empezó a besar.
Hoseok correspondió a ese abrazo y a ese beso que dejó sentir la húmeda lengua que ya conocía, sintiendo como se enredaba con la suya.
Se besaban de tal manera que parecía que jamás volverían a hacerlo. El rubio fué quien terminó el beso, se separó de la boca del arquitecto para abrazarlo acercando su cuerpo lo más posible al cuerpo del contrario. Su abrazo fue correspondido sintiendo como Hoseok lo abrazaba de igual forma. Así duraron unos minutos abrazados en silencio, sólo escuchando su respiración. Hasta que Jimin habló.
